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martes, 28 de junio de 2022

El Fantasma del túnel de la Herradura.

 

MEMORIAS DE LIMA.
Un paso al más Allá.
El Fantasma del túnel de la Herradura.
Cuenta la leyenda chorrillana que en el túnel de la Herradura se encuentra un espectro que suele molestar a los choferes que circulan por ahí, hay dos versiones sobre el mismo sujeto en cuestión, una habla de un hombre cojo y otra de un hombre manco (creo que tendremos que llamar al inspector Gerard de "El Fugitivo" para desentrañar este intrincado caso), como fuere los vecinos de la zona afirman que se trataría de un hombre viejo que vivió por la zona en cuestión, el mismo que fue atropellado y al cual le cortaron una pierna pero igual habría perdido la vida.
Para contar esta historia tenemos que remontarnos a los inicios de la construcción de dicho túnel, cuando la Compañía de trenes comenzó su tendido de líneas férreas allá por los lejanos 1900, fueron más de 200 metros de tendidos de rieles y perforación del cerro.
Ya abierto al público, su oscuridad era absoluta, el alumbrado de los faroles de los coches de entonces no cumplía con los estándares casi era imposible distinguir a un ser humano por la zona.
Siendo aún pequeño, mi tío Manuel Ego Aguirre nos llevaba a mis primos y a mi a pasear por la playa, cuando íbamos a pasar por el túnel nos pedía que subieramos las lunas "no vaya a ser que se nos meta un murciélago" nos decía.
Volviendo al tema, cierta noche, este viejo retornaba a su casa por el túnel (no se sabe si el anciano era reciclador o pescador), imagino que regresaría con ese caminar lento que tienen los ancianos como pidiendo al tiempo permiso para dar un paso a la vez, y un coche a velocidad lo impactó. Llevado al hospital los médicos decidieron amputar una pierna para salvar su vida, pero no resultó y pocas horas después falleció el anciano.
Hasta el día de hoy, dicho anciano se aparece en el túnel molestando a los choferes que circulan por el dichoso túnel, algunos dicen que les mueve el coche, otros que toca el chasis del vehículo, la cosa, para no hacer larga esta historia, es que cuando el coche termina su recorrido por el túnel y alcanza la ciudad el espectro desaparece.
A mis casi 60 años he pasado muchas veces por el túnel, algunas a pie en mi juventud, y otras en carro en mi madurez y nunca he tenido un contacto con este fantasma, si alguno de ustedes lo ha visto, o simplemente saben algún dato más sobre el espectro en cuestión escriban por el interno, a nosotros nos gusta investigar este tipo de efectos paranormales.
(JAMEA)
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martes, 7 de junio de 2022

 

7 junio 2022
 
MEMORIAS DE LIMA.
Especial, Batalla de Arica.
LA HISTORIA DEL MONUMENTO A FRANCISCO BOLOGNESI
En 1899, una "Patriótica Asamblea Bolognesi" presidida por el Dr. José Vícente Oyague Soyer, lanzó la iniciativa de hacer un monumento a Francisco Bolognesi. Se inició una colecta en todo el país a fin de recaudar los fondos para la nueva construcción, que fue llevada a cabo por la "Liga de Defensa Nacional".
El 3 de noviembre de 1899 el Congreso aprobó la ley para la construcción del monumento, su ejecución le fue encargada al Concejo Provincial de Lima. Años más tarde, el 1 de marzo de 1901, el Estado cede al Municipio de Lima un área de terreno para la construcción del monumento. Este sería el origen de la plaza Bolognesi, que uniría las avenidas Piérola o Magdalena (hoy Av. Brasil), el Paseo Colón, la Av. Alfonso Ugarte y la Av. Breña (hoy Av. Arica).
Se convocó a un concurso internacional donde se presentaron 153 proyectos; participaron artistas españoles, franceses e italianos. El concurso, que se desarrolló entre el 22 de mayo de 1901 y el 31 de mayo de 1902, tuvo como ganador al artista catalán Agustín Querol (1860 - 1909), quien había realizado esculturas en otros países como España, Filipinas, Cuba y Argentina.
La primera piedra fue colocada el 29 de julio de 1902 con la asistencia del Presidente de la República, Eduardo López de Romaña, los Ministros de Estado, delegaciones diplomáticas, miembros de las fuerzas armadas, además de miles de ciudadanos.
El monumento fue construido con un costo de 130 mil soles. Fue fundido en los talleres de "Artística Marriera y Campiens" de Barcelona. En 1903, la primera parte del monumento llegó al Callao en el vapor Denderah de la compañía alemana Kosmos. La construcción de la base estuvo a cargo del arquitecto Maximiliano Doig y, el ingeniero Enrique E. Silgado, se encargó de la supervisión de la obra.
Querol hizo un proyecto muy ambicioso que lo terminó en 1905, estaba hecho en mármol, bronce y granito a un costo de 120 mil soles. La estatua que Agustín Querol había realizado consistía "de una figura de Bolognesi herido mortalmente y por desplomarse.
Con la mano izquierda crispada sobre el corazón, sostenía la bandera, mientras el brazo derecho estaba inerte llevando en la mano un revólver".
El día de la inauguración del monumento, el 5 de noviembre de 1905, todo el Paseo Colón incluido sus edificios estuvo adornado de luces eléctricas y guirnaldas; la ceremonia fue presidida por el Presidente de la República, José Pardo y Barreda; el Alcalde de Lima, el Dr. Federico Elguera y estuvo también presente el Dr. José Vícente Oyague Soyer. Fue invitado de manera especial el militar, político y escritor argentino, Roque Sáenz Peña, combatiente en Arica. A la ceremonia asistieron sobrevivientes de la guerra, bandas de músicos y aproximadamente cincuenta mil espectadores.
El escritor Manuel González Prada fue su más severo crítico pues la escultura mostraba a un Bolognesi "aferrado a un asta de bandera en el mismo momento en que era abatido en la Batalla de Arica", pero pese a las críticas ninguno de los sucesivos gobiernos se atrevió a hacer los cambios. Sin embargo, no fue sino hasta 1954, durante el gobierno del general Manuel A. Odría, cuyo segundo vicepresidente era Federico Bolognesi Bolognesi, nieto del héroe, que se hizo una nueva escultura. En mayo de ese año, se le encargó hacer el trabajo al escultor peruano Artemio Ocaña, con un costo de 200,000 soles. Según las autoridades de entonces, era necesario el cambio pues en la escultura de Querol "el héroe parecía borracho". En la obra de bronce de seis metros fueron utilizadas tres toneladas de casquillos de proyectiles de artillería. Esta vez la estatua mostraba a un Bolognesi "triunfante y con una bandera en una mano en alto mientras la otra empuña un revólver".
Las críticas no tardaron nuevamente en llegar, muchos consideraban que la escultura de Querol era una hermosa obra de arte y había sido retirada de una manera arbitraria, por decisión de una dictadura para reemplazarla por una de menor calidad. Una de estas críticas venía del entonces joven periodista Mario Vargas Llosa, quien calificó a la nueva obra como un "grotesco monigote".
Finalmente, la inauguración de la nueva estatua de Bolognesi se llevó a cabo el 7 de junio de 1954.
Con referencia a la estatua Basadre menciona: "El problema que ella plantea puede dar lugar a innumerables discusiones.
Primeramente, si la obra de un artista puede ser rectificada después de varios años. Además, si los reparos al monumento de Querol estaban circunscritos a la estatua central. Y por último, si la obra de Ocaña es un acierto."
La escultura de Querol se conserva actualmente en la Fortaleza del Real Felipe.
LA PLAZA
Los bordes de la plaza están formados por manzanas de corte radial. El monumento hoy está descuidado. Sus edificios - de estilo republicano, originalmente pintados de celeste - lucen hacinados y bastante deteriorados.
Bibliografía:
Historia de la República del Perú, de Jorge Basadre.
Leguía, el Centenario y sus monumentos Lima: 1919 - 1930, de Johanna Hamann Mazuré
Rincón de la Historia Peruana / historiadelperu.blodspot
 
FOTO 1: Monumento en su antigua ubicación.
FOTO 2: Monumento en el Real Felipe.
 
 
 

jueves, 26 de mayo de 2022

 Fuente: Memorias de Lima

Memorias de Lima.
Jaimito, lo sabe Todo.
El pavoroso Terremoto de 1940.
La presente crónica la tomamos del Diario El Comercio, de su blog 180 años, la nota corresponde al periodista Julio Guerra Cruzado.
Hace 79 años, un devastador terremoto que alcanzó los 8.2 grados en la escala de Richter azotó Lima y el Callao. Causó grandes destrozos, muertes y miles de heridos. Varios edificios públicos resultaron afectados, y debido al pánico del momento, muchos optaron por levantar sus carpas en plazas y parques ante las réplicas. Huellas Digitales recuerda aquel 24 de mayo de 1940, día en el que la naturaleza se ensañó con el Perú.
La mañana del 24 de mayo de 1940 se produjo uno de los más grandes terremotos y tsunamis que hayan afectado Lima y el Callao en el siglo XX. Destrozos, alrededor de doscientos muertos y miles de heridos fueron las trágicas consecuencias que nuestro país tuvo que afrontar producto del embate de la naturaleza.
“A las 11 y 35 se produjo un violento temblor en la ciudad. Su intensidad fue insólita”, era la información que daba El Comercio en su edición vespertina de aquel día. Asimismo, reportaba que los cadáveres se estaban acumulando en la Morgue de Lima, a la espera de ser reconocidos.
El panorama post terremoto lucía desolador. Breves instantes de intenso movimiento del suelo bastaron para que las precarias construcciones capitalinas se derrumben, lo que causó que las calles queden cubiertas de polvo. Lima no estaba preparada para un sismo de tal magnitud, pues gran parte de las construcciones eran de quincha y adobe.
En el céntrico Jirón de la Unión, los daños resultaron considerables. Muchas casas se habían desplomado; y frente a la plaza San Martín, la caída de una de las cornisas del Hotel Bolívar destrozó dos automóviles. Incluso construcciones más fortificadas como la sede la Municipalidad Metropolitana y la Catedral de Lima también resultaron afectadas.
Ni los difuntos se salvaron. El cementerio Presbítero Maestro sufrió cuantiosos daños. Muchas esculturas se desprendieron y algunos mausoleos se dañaron. Pero lo más grave fue la destrucción de los pabellones de nichos, pues muchos ataúdes y cadáveres quedaron expuestos a la intemperie, lo que amenazó la salud de la población.
Producto de la desesperación del momento, las calles, las alamedas y los parques estaban literalmente invadidos por las familias que salían de sus viviendas en busca de refugio. La plaza Dos de Mayo, el parque Universitario, el Paseo de los Héroes Navales, la avenida Alfonso Ugarte, la avenida Wilson, entre otros sirvieron de campo para la proliferación de cientos de carpas de quienes preferían dormir fuera de sus casas ante las réplicas.
Las zonas más afectadas fueron el Callao, La Punta, Chorrillos, Barranco, el centro histórico de Lima, Huacho y Chancay.
En el Callao
Sin embargo, la naturaleza se ensañaría aún más con el Callao. No siendo suficiente el derrumbe de sus construcciones, el mar se retiró unos 150 metros frente al litoral del Callao-La Punta y retornó con olas de hasta tres metros de altura, lo que provocó la inundación de sus calles.
Conforme pasaron los días, la destrucción de las casas construidas con adobe y quincha llevaron a los arquitectos de la época a reflexionar sobre el uso de estos materiales para la construcción de inmuebles. Frente a la fragilidad del adobe, se observó la gran resistencia de los modernos edificios de concreto. El terremoto de 1940 planteó, de esta manera, la posibilidad de construir una nueva ciudad.
Setenta y cinco años después, con una ciudad que bordea los 10 millones de habitantes y considerando que el Perú se ubica en una zona de alto potencial sísmico, el debate y planteamientos de los arquitectos de entonces no pierden vigencia.
Fotos Diario "El Comercio"
 
 
 
 
Memorias de Lima.
Sitio web de sociedad y cultura

martes, 3 de septiembre de 2019

Hoy en la historia





Caral | El doloroso secreto que guarda Vichama sobre la civilización más antigua de América

Vichama, ubicada en el distrito de Végueta, fue una ciudad agropesquera que surgió hace 3.800 años, en la última etapa de Caral

Rodeada por casas a medio construir y muy cerca del mar, una ciudad milenaria fue rescatada del olvido. Se trata de Vichama, una sociedad que se situó en el valle de Huaura, al norte de Lima, y que puede explicar por qué Caral, la civilización más antigua de América, entró en crisis.
Vichama, ubicada en el distrito de Végueta, fue una ciudad agropesquera que surgió hace 3.800 años, en la última etapa de Caral. Ahora, 12 años después de iniciados los trabajados arqueológicos en el lugar, es posible interpretar los hallazgos realizados y entender un poco más los efectos del cambio climático en la antigüedad.

El cambio climático y el hambre

A partir del año 2007, en este poco conocido sitio arqueológico, que guarda importantes similitudes con las técnicas de construcción Caral, se descubrieron murales con representaciones de cuerpos famélicos, con el estómago vacío, lo cual sugería a los arqueólogos que los antiguos pobladores de Vichama vivieron los estragos de la sequía que por esos años afectó al mundo.


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Las representaciones muestran hombres con el estómago vacío. (Foto: Yerson Collave)

Entonces, los arqueólogos comenzaron a buscar el motivo de esta sequía. Ya había evidencia de que en la última etapa Caral hubo importantes cambios que obligaron a los pobladores a abandonar sus ciudades. Trabajaron en conjunto con expertos en cambio climático de la Universidad de Florida, en Estados Unidos, para entender cómo era el clima en esa época.
Hemos llegado conclusión de que el cambio climático que se dio hacia el año 1950 a. C. afectó mucho a las sociedades de entonces, incluido Caral. Conocimos también que en ese mismo período, los cambios extremos de clima obligaron a las poblaciones de Egipto y el norte de Mesopotamia a abandonar sus centros poblados”, explica a El Comercio Ruth Shady, directora de la Zona Arqueológica de Caral.


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La arqueóloga Ruth Shady y su equipo comenzaron los trabajos en Vichama en 2007. (Foto: Yerson Collave)

“Lo interesante de Vichama es que nos permite explicar por qué la civilización Caral colapsó: fue por un cambio climático (…)”, asegura Shady.
Los frisos en los templos de Vichama, de acuerdo a arqueóloga, son un recordatorio para que la gente no olvidara lo que vivieron por el cambio climático. Las dificultades climáticas dejaron una huella en su memoria colectiva.

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(Video Yerson Collave)

Del hambre al cambio

Pero Vichama, que se divide en nueve sectores a lo largo de 136 hectáreas, no solo muestra las consecuencias de la falta de agua, sino también cómo fue cambiando la situación hasta que finalmente culminó la sequía con la llegada del agua.
Frisos encontrados en 2018 representan dos serpientes que avanzan entre cabezas de seres humanos muertos. Estas serpientes, que representan el agua en la cosmovisión andina, se orientan hacia una cabeza que representaría una semilla agrícola con la boca abierta esperando la llegada del agua. Esta semilla muestra raíces para penetrar en la tierra.
Hace pocos días, se presentó un nuevo descubrimiento: un mural que muestra un sapo humanizado, un animal relacionado con las lluvias y el agua del río en la cosmovisión andina, y una cabeza antropomorfa que representaría al ser humano que esperaba el agua para darle continuidad a la vida. 


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El sapo humanizado y la cabeza antropomorfa, los más recientes hallazgos. (Foto: Yerson Collave)

La vida en Vichama

Vichama se encuentra cerca del río Huaura y a solo kilómetro y medio del mar. Su vida se centraba en la pesca y la agricultura, y era una sociedad de jerarquías (castas), pero la evidencia arqueológica sugiere que no había diferencias entre hombres y mujeres, pues se encontraron figurillas que presentan a damas con un alto estatus.
“Al parecer hubo equidad de género, no hubo superioridad de los hombres, pues las mujeres ocupaban altos cargos”, señala a este Diario Tatiana Abad, arqueóloga de la Sede Vichama de la Zona Arqueológica Caral.
Sus construcciones eran similares a Caral, ya que también usaron la tecnología sismorresistente de las shicras, que eran bolsas hechas con fibra vegetal rellenadas, generalmente, con rocas de diferentes tamaños. También tenían plazas circulares hundidas donde realizaban sus ceremonias. Sus templos antiguos eran enterrados con cenizas para ser preservados y luego construían nuevos edificios encima, en una suerte preservación de lo antiguo y renovación.
Abad explica que por las evidencias en el lugar, se sabe que tenían conocimiento de astronomía (orientaban sus edificios a los equinoccios y solsticios), también sabían de música, construcción de ductos de ventilación y es posible que mantuvieran intercambio con zonas lejanas como la selva. 


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Figurillas de arcilla halladas en Vichama. (Foto: Yerson Collave)

“Ya van 12 años de investigación, pero aún falta bastante por intervenir. Ahora se quiere estudiar más las áreas residenciales para poder entender todo este complejo asentamiento y queremos ubicar el cementerio Vichama”, apunta la arqueóloga.

Una lección actual

Antes de 2007, la zona donde ubica el sitio arqueológico de Vichama se encontraba lotizada para su venta, incluso hay casas de hasta dos pisos construidas a pocos metros de las excavaciones. El trabajo de los arqueólogos y la colaboración de las autoridades ese año permitió que el lugar sea recuperado y no se pierda la información milenaria que estaba bajo tierra.
Vichama cobra ahora mayor relevancia, asegura la doctora Shady, pues nos enseña más sobre los efectos del cambio climático, un tema que afecta a las personas de todos los lugares del mundo actualmente.
“Este sitio es emblemático porque nos está dando información de lo que el cambio climático significó para la sociedad de entonces. Esa información nos sirve porque estamos entrando a un cambio climático en la actualidad y es importante saber cómo esto afectó a nuestros ancestros”, finaliza Shady.