Caral | El doloroso secreto que guarda Vichama sobre la civilización más antigua de América
Vichama, ubicada en el distrito de Végueta, fue una ciudad agropesquera que surgió hace 3.800 años, en la última etapa de Caral
Rodeada por casas a medio construir y muy cerca del mar, una ciudad milenaria fue rescatada del olvido. Se trata de Vichama, una sociedad que se situó en el valle de Huaura, al norte de Lima, y que puede explicar por qué Caral, la civilización más antigua de América, entró en crisis.
Vichama, ubicada en el distrito de Végueta, fue una ciudad agropesquera que surgió hace 3.800 años,
en la última etapa de Caral. Ahora, 12 años después de iniciados los
trabajados arqueológicos en el lugar, es posible interpretar los
hallazgos realizados y entender un poco más los efectos del cambio climático en la antigüedad.
El cambio climático y el hambre
A partir del
año 2007, en este poco conocido sitio arqueológico, que guarda
importantes similitudes con las técnicas de construcción Caral, se descubrieron murales con representaciones de cuerpos famélicos, con el estómago vacío,
lo cual sugería a los arqueólogos que los antiguos pobladores de
Vichama vivieron los estragos de la sequía que por esos años afectó al
mundo.
Las representaciones muestran hombres con el estómago vacío. (Foto: Yerson Collave)
Entonces, los arqueólogos comenzaron a buscar el motivo de esta sequía.
Ya había evidencia de que en la última etapa Caral hubo importantes
cambios que obligaron a los pobladores a abandonar sus ciudades.
Trabajaron en conjunto con expertos en cambio climático de la Universidad de Florida, en Estados Unidos, para entender cómo era el clima en esa época.
“Hemos llegado conclusión de que el cambio climático que se dio hacia el año 1950 a. C. afectó mucho a las sociedades de entonces,
incluido Caral. Conocimos también que en ese mismo período, los cambios
extremos de clima obligaron a las poblaciones de Egipto y el norte de
Mesopotamia a abandonar sus centros poblados”, explica a El Comercio Ruth Shady, directora de la Zona Arqueológica de Caral.
La arqueóloga Ruth Shady y su equipo comenzaron los trabajos en Vichama en 2007. (Foto: Yerson Collave)
“Lo interesante de Vichama es que nos permite explicar por qué la civilización Caral colapsó: fue por un cambio climático (…)”, asegura Shady.
Los frisos en los templos de Vichama, de acuerdo a arqueóloga, son un recordatorio para que la gente no olvidara lo que vivieron por el cambio climático. Las dificultades climáticas dejaron una huella en su memoria colectiva.
Del hambre al cambio
Pero Vichama,
que se divide en nueve sectores a lo largo de 136 hectáreas, no solo
muestra las consecuencias de la falta de agua, sino también cómo fue
cambiando la situación hasta que finalmente culminó la sequía con la llegada del agua.
Frisos
encontrados en 2018 representan dos serpientes que avanzan entre cabezas
de seres humanos muertos. Estas serpientes, que representan el agua en
la cosmovisión andina, se orientan hacia una cabeza que representaría una semilla agrícola con la boca abierta esperando la llegada del agua. Esta semilla muestra raíces para penetrar en la tierra.
Hace pocos días, se presentó un nuevo descubrimiento: un mural que muestra un sapo humanizado, un animal relacionado con las lluvias y el agua del río en la cosmovisión andina, y una cabeza antropomorfa que representaría al ser humano que esperaba el agua para darle continuidad a la vida.
El sapo humanizado y la cabeza antropomorfa, los más recientes hallazgos. (Foto: Yerson Collave)
La vida en Vichama
Vichama se
encuentra cerca del río Huaura y a solo kilómetro y medio del mar. Su
vida se centraba en la pesca y la agricultura, y era una sociedad de
jerarquías (castas), pero la evidencia arqueológica sugiere que no había diferencias entre hombres y mujeres, pues se encontraron figurillas que presentan a damas con un alto estatus.
“Al parecer hubo equidad de género, no hubo superioridad de los hombres, pues las mujeres ocupaban altos cargos”, señala a este Diario Tatiana Abad, arqueóloga de la Sede Vichama de la Zona Arqueológica Caral.
Sus construcciones eran similares a Caral, ya que también usaron la tecnología sismorresistente de las shicras,
que eran bolsas hechas con fibra vegetal rellenadas, generalmente, con
rocas de diferentes tamaños. También tenían plazas circulares hundidas
donde realizaban sus ceremonias. Sus templos antiguos eran enterrados con cenizas para ser preservados y luego construían nuevos edificios encima, en una suerte preservación de lo antiguo y renovación.
Abad explica que por las evidencias en el lugar, se sabe que tenían conocimiento de astronomía (orientaban sus edificios a los equinoccios y solsticios), también sabían de música, construcción de ductos de ventilación y es posible que mantuvieran intercambio con zonas lejanas como la selva.
Figurillas de arcilla halladas en Vichama. (Foto: Yerson Collave)
“Ya van 12 años de investigación, pero aún falta bastante por intervenir. Ahora se quiere estudiar más las áreas residenciales para poder entender todo este complejo asentamiento y queremos ubicar el cementerio Vichama”, apunta la arqueóloga.
Una lección actual
Antes de 2007, la zona donde ubica el sitio arqueológico de Vichama se
encontraba lotizada para su venta, incluso hay casas de hasta dos pisos
construidas a pocos metros de las excavaciones. El trabajo de los
arqueólogos y la colaboración de las autoridades ese año permitió que el
lugar sea recuperado y no se pierda la información milenaria que estaba bajo tierra.
Vichama cobra ahora mayor relevancia, asegura la doctora Shady, pues nos enseña más sobre los efectos del cambio climático, un tema que afecta a las personas de todos los lugares del mundo actualmente.
“Este sitio es
emblemático porque nos está dando información de lo que el cambio
climático significó para la sociedad de entonces. Esa información nos
sirve porque estamos entrando a un cambio climático en la actualidad y
es importante saber cómo esto afectó a nuestros ancestros”, finaliza Shady.