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lunes, 18 de marzo de 2024
miércoles, 20 de septiembre de 2023
martes, 7 de junio de 2022
El Centenario Y La Literatura
5 junio 2022
La novela "Cien años de soledad", dedicada a Mario Vargas Llosa por su autor Gabriel García Márquez.
Un 5 de junio de 1967, hace 53 años se publicaba la magistral novela Cien años de soledad de Gabriel García Márquez, bajo el sello de la Editorial Sudamericana.
A propósito de la publicación de la novela, en la biblioteca Regional Mario Vargas Llosa de la ciudad de Arequipa, lugar de nacimiento del laureado escritor, se encuentra una segunda edición de la novela que fuera obsequiada en el año 1972 con una dedicatoria de puño y letra de Gabo a Vargas Llosa, que recuerda la amistad entrañable entre estos dos grandes escritores de la literatura universal.
El ejemplar que Gabo le dedicó a Mario Vargas Llosa se realizó cinco años después de su aparición y cuatro años antes de la famosa pelea que los separó para siempre, la dedicatoria dice:
"Para Mario, de su descuartizado, desmenuzado y desenmascarado hermano", le escribió, poniendo su firma "Gabriel" y debajo el año: "1972".
La entrega de este libro por parte de Vargas Llosa a la biblioteca regional tiene una condición, que no pueda ser leído hasta después de su muerte, es sabido que Vargas Llosa acostumbra a hacer anotaciones en los márgenes mientras lee un libro, escribe con lapicero sus críticas y al final pone un juicio de valor que va refrendado con una calificación entre cero y 20. Esas anotaciones son las que él no quiere que se conozcan mientras viva.
En 1971 Vargas Llosa escribió el ensayo "Historia de un deicidio", una obra crítica y rigurosa sobre el conjunto de la obra que hasta ese entonces había escrito García Márquez, pero también un testimonio de admiración que le tenía a Gabo, el libro fue parte de su tesis doctoral en la Universidad Complutense, donde no solamente hace gala de un conocimiento profundo de su obra, sino de la vida del autor, sus lecturas preferidas y sus "demonios".
La amistad entre estos dos genios de la literatura empezó epistolarmente hasta que se conocieron en Venezuela donde se encontraron para la entrega del Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos el 4 de Agosto de 1967 en Caracas que le fuera entregado a Vargas Llosa y donde pronunciara uno de sus más famosos discursos "La literatura es fuego“.
En 1967 Mario Vargas Llosa y Gabo nuevamente se encontraron, pero esta vez en Lima en la Universidad Nacional de Ingeniería para la conferencia "La novela en América Latina”, aprovechando su estadía Gabo bautizo al mayor de los hijos de Vargas Llosa. A propósito de la publicación de Cien años de soledad, en ese entonces Vargas Llosa escribió un entusiasta artículo para la Revista Amaru N° 3, que en uno de sus párrafos escribe:
"Un día de 1965, cuando viajaba de la ciudad de México a Acapulco, García Márquez "vio", de pronto, la novela que venía trabajando mentalmente desde que era un adolescente. "La tenía tan madura que hubiera podido dictarle allí mismo el primer capítulo, palabra por palabra, a una mecanógrafa", confesó. Se encerró entonces en su escritorio, provisto de grandes reservas de papel y cigarrillos, y ordenó que no se lo molestara con ningún motivo durante seis meses. En realidad, estuvo 18 meses amurallado en esa habitación de su casa. Cuando salió de allí, eufórico, intoxicado de nicotina, al borde del colapso físico, tenía un manuscrito de 1.300 cuartillas (y una deuda casera de 10 mil dólares). En el canasto de papeles quedaban unas cinco mil cuartillas desechadas. Había trabajado durante un año y medio, a un ritmo de ocho horas diarias. Cuando Cien años de soledad apareció editada [Gabriel García Márquez, Cien años de soledad. Editorial Sudamericana, 1967, Buenos Aires], unos meses más tarde, un público voraz que agotó veinte mil ejemplares en pocas semanas, y una crítica unánimemente entusiasta, confirmaron lo que habían proclamado los primeros lectores del manuscrito: que la más alta creación literaria de los últimos años acababa de nacer".
Después de una nutrida y entrañable amistad entre los futuros nobeles de la que tanto se ha escrito, esta acabo un 12 de febrero de 1976, en el vestíbulo del Palacio de Bellas Artes de la Ciudad de México, donde Vargas Llosa respondió al saludo de García Márquez con un certero puñetazo en el rostro que lo dejo tendido en el suelo y las palabras: "¡Esto, por lo que le hiciste a Patricia en Barcelona!". Después del puñetazo a los dos días del golpe García Márquez busco al fotógrafo Rodrigo Moya para que inmortalizara su ojo morado, "para la historia" dijo Gabo.
Después de la enemistad, Vargas Llosa decidió prohibir la reedición de su ensayo dedicado a Gabo, veto que duro 35 años hasta que recién en el año 2006, fuera publicada por Galaxia Gutenberg dentro de sus obras completas en Barcelona. Las dos grandes luminarias nunca mas se reconciliaron a pesar de los vanos intentos de sus amigos, solo queda el recuerdo y la nostalgia de una amistad que perdurara en la memoria de la historia.
Fuente: José Pizarro Padilla
martes, 19 de noviembre de 2019
lunes, 21 de octubre de 2019
miércoles, 7 de agosto de 2019
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lunes, 12 de diciembre de 2016
lunes, 28 de marzo de 2016
Está de cumpleaños...
Mario Vargas Llosa cumple 80 años: los hitos de su trayectoria
- Enrique Planas
- Escritor y periodista
Como en “Travesuras de la niña mala”, novela en la que la
historia y las ciudades se entrecruzan con el romance de sus
protagonistas, repasamos aquí los 80 años del Nobel peruano Mario Vargas Llosa en sus innumerables vueltas al mundo.
LOS 40: LA LITERATURA DE SU TIEMPO
En 1936, año del nacimiento de Mario Vargas Llosa, el presidente Óscar R. Benavides convocó elecciones. Entonces salió ganador Luis Antonio Eguiguren, pero el general las anuló, tras acusar al candidato de haber hecho un acuerdo con los apristas, entonces fuera de la ley. Así, el general se mantuvo en el mando y estableció un duro régimen bajo el lema “Orden, paz y trabajo”. Frente a la oscuridad política, la literatura brillaba bajo la influencia del indigenismo, que daría inicio a la literatura moderna. El tema de la problemática indigenista apareció en 1920 con los cuentos de Enrique López Albújar y se consolidó más tarde con las novelas de Ciro Alegría: “La serpiente de oro” (1935), “Los perros hambrientos” (1939) y “El mundo es ancho y ajeno” (1941). La corriente alcanzó su máxima expresión en la obra de José María Arguedas.
LOS 50: AÑOS DE FORMACIÓN
El gobierno de Manuel A. Odría, el llamado ochenio (1948-56), estuvo marcado por una profunda corrupción, copamiento de instituciones públicas, manipulación de leyes electorales, espionaje y represión, vicios que Vargas Llosa reflejará en “Conversación en La Catedral” 13 años después de concluido el régimen. Julio Ramón Ribeyro lo haría antes con “Los gallinazos sin plumas” (1955) y Enrique Congrains con la novela “No una, sino muchas muertes” (1957).
Los 50 fueron los años formativos del escritor, militante del Partido Comunista en San Marcos en 1953 y lector voraz de una literatura influida por las vanguardias, el modernismo anglosajón de Joyce y el ambiente rural norteamericano de Faulkner. En 1959, con solo 23 años, publicó “Los jefes”, el mismo año de la revolución cubana, punto de partida, en muchos sentidos, de todo lo que desde entonces ha ocurrido en América Latina.
LOS 60: CUBA Y EL COMPROMISO POLÍTICO
En 1962, en París, Vargas Llosa estuvo a punto de cometer una locura: enrolarse en la Legión Extranjera. “Hubiera sido el disparate más grandioso de mi vida”, confesaría más tarde. Quién sabe si lo habría alejado del ‘boom’ latinoamericano, fenómeno editorial y literario que surgió en esta década, cuando el trabajo de un grupo de autores latinoamericanos relativamente jóvenes fue ampliamente distribuido por Iberoamérica: Gabriel García Márquez, Julio Cortázar, Carlos Fuentes y el joven autor de “La ciudad y los perros”, publicada en 1963.
Pero es también la década en que surgió la fundamental crisis ideológica de un escritor antes comprometido con el socialismo y la revolución cubana. En 1966, en Cuba se crearon campos de concentración para encerrar, junto a los delincuentes comunes, a homosexuales y opositores al régimen. Asimismo, estalló el escándalo con la encarcelación del escritor Heberto Padilla y su esposa en un recital literario.
Consternado, Vargas Llosa le escribió a Fidel Castro y luego viajó a la isla con Julio Cortázar. Fidel reconoció ante el peruano que se habían cometido abusos e hicieron las paces. Pero ya algo se había roto en la relación del escritor y la revolución cubana. En 1968, fue testigo de la Primavera de Praga y su final con la invasión de tanques rusos. Una experiencia deprimente que marcó su cambio ideológico. Vargas Llosa optó por Albert Camus frente a Sartre y descubrió a pensadores liberales como Karl Popper o Isaiah Berlin.
LOS 70: REPLANTEO IDEOLÓGICO
En el período de 1971 a 1984, Vargas Llosa mantuvo su preeminencia literaria, pero convirtió en enemigos a sus antiguos camaradas políticos. Y mientras rompía en el Perú con la dictadura del general Velasco, se acercaba gradualmente a la derecha liberal.
Para mediados de la década de 1970, la represión militar se hizo más cruda en toda América Latina, con atroces dictaduras como las de Augusto Pinochet en Chile o Jorge Rafael Videla en Argentina. Asimismo, el gobierno de Fidel Castro perdió gran parte de su credibilidad y el entusiasmo revolucionario fue mitigándose para muchos. Así, mientras los autores del ‘boom’ profundizaron en la figura del dictador en sus novelas, el liberalismo de Vargas Llosa reivindicaba la libertad como algo más importante que el poder. Por cierto, el célebre puñetazo a su viejo amigo Gabo ocurrió en 1976.
LOs 80: LÍDER LIBERAL Y PROTAGONISTA DE LA POLÍTICA PERUANA
La época del experimentalismo literario y de las grandes metáforas colectivas que había marcado las intenciones estéticas y políticas del ‘boom’ estaba por llegar a su fin con el arribo de los años 80. En 1981, Vargas Llosa publicó “La guerra del fin del mundo”, que refleja el radical cambio de sus convicciones ideológicas. El tema de la libertad se convertirá en una cruzada personal contra los fanatismos de toda laya. Asimismo, el poder distorsionador de la ideología irrumpiría como tema recurrente en sus ensayos y conferencias.
En general, los escritores del ‘boom’ adoptaron un estilo más realista y convencional, en concordancia con esta frívola década. Aficionado al fútbol, Vargas Llosa ejerció como el más lúcido y divertido periodista deportivo en el Mundial de España 1982 y dos años después no podría resistirse a integrar el jurado de un concurso de belleza.
En el Perú, sin embargo, el terrorismo y la desesperación se imponían. En 1983, tras ser nombrado por el presidente Fernando Belaunde, el escritor encabezó las pesquisas de la comisión investigadora de Uchuraccay, pueblo en el que encontraron terrible muerte ocho periodistas.
En 1987, Vargas Llosa se convirtió en líder político al encabezar la protesta contra la nacionalización del sistema financiero decretada por el gobierno de Alan García. Luego fundó el movimiento Libertad y se presentó como candidato a la presidencia del Perú por el Fredemo (Frente Democrático) en 1990. En estos tiempos profundizó su amistad con la primera ministra británica Margaret Thatcher.
Los 90: DERROTA ELECTORAL Y REGRESO A LA ESCRITURA
Luego de perder las elecciones frente a Alberto Fujimori en 1990, Vargas Llosa regresó a Londres, donde retomó su actividad literaria. Ese mismo año, en México, calificó de “dictadura perfecta” al sistema político mexicano, entonces con el neoliberal Carlos Salinas de Gortari en la presidencia (el PRI llevaba más de seis décadas en el gobierno azteca).
En 1992, se convirtió en férreo enemigo del régimen fujimorista tras el autogolpe del 5 de abril. Un año después, obtuvo la nacionalidad española sin perder la peruana. El 1994, el Premio Cervantes llegó a sus manos.
2000: ACTOR Y TESTIGO
La inquietud global de Vargas Llosa se sintetizó en sus viajes a los conflictivos escenarios de Iraq y Palestina. En el 2003, fue testigo de la guerra y la ocupación militar estadounidense que derrocó la dictadura de Saddam Hussein. Allí recogió diversos testimonios de la sociedad, esperanzado en una estabilización política que no llega hasta hoy.
Dos años después, viajó a Israel y a Palestina para observar la salida de los colonos de 21 asentamientos israelíes de la franja de Gaza. Aunque defiende la existencia de Israel y su derecho a defenderse del fanatismo, el escritor fue un duro crítico del Gobierno Israelí por sus políticas en la cuestión palestina.
2010: EL NOBEL Y MÁS
Horas después de recibir el Premio Nobel, el escritor peruano fue enfático al declarar a la prensa que el galardón no lo iba a convertir en una estatua. En efecto, su aniversario 80 encuentra a Vargas Llosa viviendo intensamente. Desde la Fundación Internacional para la Libertad influye en la agenda mundial, buscando el fortalecimiento de las instituciones democráticas y la defensa de una sociedad abierta. Después del premio de la Academia Sueca, ha publicado las novelas “El héroe discreto” (2013) y “Cinco esquinas” (2016).
LOS 40: LA LITERATURA DE SU TIEMPO
En 1936, año del nacimiento de Mario Vargas Llosa, el presidente Óscar R. Benavides convocó elecciones. Entonces salió ganador Luis Antonio Eguiguren, pero el general las anuló, tras acusar al candidato de haber hecho un acuerdo con los apristas, entonces fuera de la ley. Así, el general se mantuvo en el mando y estableció un duro régimen bajo el lema “Orden, paz y trabajo”. Frente a la oscuridad política, la literatura brillaba bajo la influencia del indigenismo, que daría inicio a la literatura moderna. El tema de la problemática indigenista apareció en 1920 con los cuentos de Enrique López Albújar y se consolidó más tarde con las novelas de Ciro Alegría: “La serpiente de oro” (1935), “Los perros hambrientos” (1939) y “El mundo es ancho y ajeno” (1941). La corriente alcanzó su máxima expresión en la obra de José María Arguedas.
LOS 50: AÑOS DE FORMACIÓN
El gobierno de Manuel A. Odría, el llamado ochenio (1948-56), estuvo marcado por una profunda corrupción, copamiento de instituciones públicas, manipulación de leyes electorales, espionaje y represión, vicios que Vargas Llosa reflejará en “Conversación en La Catedral” 13 años después de concluido el régimen. Julio Ramón Ribeyro lo haría antes con “Los gallinazos sin plumas” (1955) y Enrique Congrains con la novela “No una, sino muchas muertes” (1957).
Los 50 fueron los años formativos del escritor, militante del Partido Comunista en San Marcos en 1953 y lector voraz de una literatura influida por las vanguardias, el modernismo anglosajón de Joyce y el ambiente rural norteamericano de Faulkner. En 1959, con solo 23 años, publicó “Los jefes”, el mismo año de la revolución cubana, punto de partida, en muchos sentidos, de todo lo que desde entonces ha ocurrido en América Latina.
LOS 60: CUBA Y EL COMPROMISO POLÍTICO
En 1962, en París, Vargas Llosa estuvo a punto de cometer una locura: enrolarse en la Legión Extranjera. “Hubiera sido el disparate más grandioso de mi vida”, confesaría más tarde. Quién sabe si lo habría alejado del ‘boom’ latinoamericano, fenómeno editorial y literario que surgió en esta década, cuando el trabajo de un grupo de autores latinoamericanos relativamente jóvenes fue ampliamente distribuido por Iberoamérica: Gabriel García Márquez, Julio Cortázar, Carlos Fuentes y el joven autor de “La ciudad y los perros”, publicada en 1963.
Pero es también la década en que surgió la fundamental crisis ideológica de un escritor antes comprometido con el socialismo y la revolución cubana. En 1966, en Cuba se crearon campos de concentración para encerrar, junto a los delincuentes comunes, a homosexuales y opositores al régimen. Asimismo, estalló el escándalo con la encarcelación del escritor Heberto Padilla y su esposa en un recital literario.
Consternado, Vargas Llosa le escribió a Fidel Castro y luego viajó a la isla con Julio Cortázar. Fidel reconoció ante el peruano que se habían cometido abusos e hicieron las paces. Pero ya algo se había roto en la relación del escritor y la revolución cubana. En 1968, fue testigo de la Primavera de Praga y su final con la invasión de tanques rusos. Una experiencia deprimente que marcó su cambio ideológico. Vargas Llosa optó por Albert Camus frente a Sartre y descubrió a pensadores liberales como Karl Popper o Isaiah Berlin.
LOS 70: REPLANTEO IDEOLÓGICO
En el período de 1971 a 1984, Vargas Llosa mantuvo su preeminencia literaria, pero convirtió en enemigos a sus antiguos camaradas políticos. Y mientras rompía en el Perú con la dictadura del general Velasco, se acercaba gradualmente a la derecha liberal.
Para mediados de la década de 1970, la represión militar se hizo más cruda en toda América Latina, con atroces dictaduras como las de Augusto Pinochet en Chile o Jorge Rafael Videla en Argentina. Asimismo, el gobierno de Fidel Castro perdió gran parte de su credibilidad y el entusiasmo revolucionario fue mitigándose para muchos. Así, mientras los autores del ‘boom’ profundizaron en la figura del dictador en sus novelas, el liberalismo de Vargas Llosa reivindicaba la libertad como algo más importante que el poder. Por cierto, el célebre puñetazo a su viejo amigo Gabo ocurrió en 1976.
LOs 80: LÍDER LIBERAL Y PROTAGONISTA DE LA POLÍTICA PERUANA
La época del experimentalismo literario y de las grandes metáforas colectivas que había marcado las intenciones estéticas y políticas del ‘boom’ estaba por llegar a su fin con el arribo de los años 80. En 1981, Vargas Llosa publicó “La guerra del fin del mundo”, que refleja el radical cambio de sus convicciones ideológicas. El tema de la libertad se convertirá en una cruzada personal contra los fanatismos de toda laya. Asimismo, el poder distorsionador de la ideología irrumpiría como tema recurrente en sus ensayos y conferencias.
En general, los escritores del ‘boom’ adoptaron un estilo más realista y convencional, en concordancia con esta frívola década. Aficionado al fútbol, Vargas Llosa ejerció como el más lúcido y divertido periodista deportivo en el Mundial de España 1982 y dos años después no podría resistirse a integrar el jurado de un concurso de belleza.
En el Perú, sin embargo, el terrorismo y la desesperación se imponían. En 1983, tras ser nombrado por el presidente Fernando Belaunde, el escritor encabezó las pesquisas de la comisión investigadora de Uchuraccay, pueblo en el que encontraron terrible muerte ocho periodistas.
En 1987, Vargas Llosa se convirtió en líder político al encabezar la protesta contra la nacionalización del sistema financiero decretada por el gobierno de Alan García. Luego fundó el movimiento Libertad y se presentó como candidato a la presidencia del Perú por el Fredemo (Frente Democrático) en 1990. En estos tiempos profundizó su amistad con la primera ministra británica Margaret Thatcher.
Los 90: DERROTA ELECTORAL Y REGRESO A LA ESCRITURA
Luego de perder las elecciones frente a Alberto Fujimori en 1990, Vargas Llosa regresó a Londres, donde retomó su actividad literaria. Ese mismo año, en México, calificó de “dictadura perfecta” al sistema político mexicano, entonces con el neoliberal Carlos Salinas de Gortari en la presidencia (el PRI llevaba más de seis décadas en el gobierno azteca).
En 1992, se convirtió en férreo enemigo del régimen fujimorista tras el autogolpe del 5 de abril. Un año después, obtuvo la nacionalidad española sin perder la peruana. El 1994, el Premio Cervantes llegó a sus manos.
2000: ACTOR Y TESTIGO
La inquietud global de Vargas Llosa se sintetizó en sus viajes a los conflictivos escenarios de Iraq y Palestina. En el 2003, fue testigo de la guerra y la ocupación militar estadounidense que derrocó la dictadura de Saddam Hussein. Allí recogió diversos testimonios de la sociedad, esperanzado en una estabilización política que no llega hasta hoy.
Dos años después, viajó a Israel y a Palestina para observar la salida de los colonos de 21 asentamientos israelíes de la franja de Gaza. Aunque defiende la existencia de Israel y su derecho a defenderse del fanatismo, el escritor fue un duro crítico del Gobierno Israelí por sus políticas en la cuestión palestina.
2010: EL NOBEL Y MÁS
Horas después de recibir el Premio Nobel, el escritor peruano fue enfático al declarar a la prensa que el galardón no lo iba a convertir en una estatua. En efecto, su aniversario 80 encuentra a Vargas Llosa viviendo intensamente. Desde la Fundación Internacional para la Libertad influye en la agenda mundial, buscando el fortalecimiento de las instituciones democráticas y la defensa de una sociedad abierta. Después del premio de la Academia Sueca, ha publicado las novelas “El héroe discreto” (2013) y “Cinco esquinas” (2016).
lunes, 13 de abril de 2015
martes, 19 de agosto de 2014
martes, 22 de octubre de 2013
Los libros electrónicos en opinión de Mario Vargas Llosa
lunes 21 de octubre del 2013
Mario Vargas Llosa contra el e-book: "La literatura para pantalla será conformista"
Durante el VI Congreso Internacional de la Lengua Española en Ciudad de Panamá, el Nobel abordó el tema de las publicaciones digitales
Marios Vargas Llosa y su visión sobre la "literatura de pantalla". (Reuters)
Vargas Llosa considera que, en el caso del libro, el soporte no es una cuestión menor.
“Estoy convencido de que la literatura que se escribiría exclusivamente para las pantallas sería mucho más superficial, de puro entretenimiento, conformista”, dijo a DPA hoy durante el VI Congreso Internacional de la Lengua Española en Ciudad de Panamá.
“El espíritu crítico, que ha sido algo que ha resultado sobre todo de las ideas contenidas en los libros de papel, podría empobrecerse extraordinariamente si las pantallas acabaran por enterrar a los libros”, manifiesta.
EL NÚMERO DE LECTORES AUMENTA
Las letras iberoamericanas, afirma con optimismo el autor de “Conversación en La Catedral” y “La ciudad y los perros”, “gozan de buena salud”. “Ha habido una crisis económica que ha afectado algo, pero mucho menos de lo que se temía. Creo que el libro sigue circulando”.
Al respecto, apunta que “es interesante saber por ejemplo que el número de lectores aumenta, aunque no tanto la venta de libros, pero sí el número de lectores, y ese es un síntoma muy alentador”, señala Vargas Llosa.
El escritor peruano fue el gran protagonista de la jornada inaugural del VI Congreso que abrió el telón el domingo y proseguirá hasta el miércoles en el Centro de Convenciones Atlapa bajo el lema “El español en el libro: del Atlántico al Mar del Sur”.
El desarrollo de las nuevas tecnologías implica “una problemática nueva, con la gran transformación que ha significado para el libro, para la cultura en general”, sostiene el galardonado autor, que presentará este martes en Panamá su más reciente novela, “El héroe discreto”.
CULTURA DIGITAL
El camino que se abre para la industria editorial es, mayormente, de incertidumbre. Es “muy difícil profetizar qué cosa va a ocurrir, si el libro digital va a anular enteramente al libro de papel”. También queda por saber “si va a haber finalmente una legalidad respecto al libro digital y a la cultura digital”, añade.
“Eso va a ser un elemento absolutamente fundamental en la dirección que tome la cultura en el futuro inmediato”, estima Vargas Llosa.
De todas maneras el Premio Nobel confía en que el tradicional libro de papel sobreviva los embates de la tecnología. “Yo creo que hay que hacer todo lo posible por que no desaparezca, por que coexista con el libro digital”, recomienda con fervor.
miércoles, 11 de septiembre de 2013
El héroe discreto, la nueva novela de Mario Vargas Llosa
miércoles 11 de septiembre del 2013
Mario Vargas Llosa: "Me gustaría mucho morirme escribiendo" [VIDEO]
Escritor peruano presentó en Madrid su nueva novela: “El héroe discreto”. La publicación saldrá a la venta este jueves
(AP). La literatura de Mario Vargas Llosa regresa al Perú 15 años después. Y el cuadro ya no es lo mismo. Así lo retrata el escritor en su más reciente novela, “El héroe discreto” (Alfaguara), que presentó el miércoles en la Casa de América, en Madrid. Se trata de su primer título de ficción desde la concesión del premio Nobel de Literatura en 2010. La obra saldrá a la venta en nuestro país este jueves, fecha en la que se lanzará en otros países de Latinoamérica y Europa. LA HISTORIA DEL NUEVO PERÚ “Perú como otros países de América Latina ha vivido un proceso de desarrollo bastante notable”, dijo Vargas Llosa en una rueda de prensa. “Ha cambiado muchísimo la faz de la sociedad”. Vargas Llosa, afincado en España, no ambientaba una novela en Perú desde “Los cuadernos de don Rigoberto”, de 1997. “El héroe discreto” vuelve a las ciudades que marcaron la vida del escritor: Piura y Lima. Y cuenta la historia paralela de Felícito Yanaqué, un pequeño empresario de Piura que es extorsionado, e Ismael Carrera, un exitoso hombre de negocios de la capital que urde una sorpresiva venganza contra sus dos hijos que quisieron verlo muerto. Los dos protagonistas sirven a Vargas Llosa para tejer la atmósfera de un país más próspero económicamente, en el que las emergentes clases medias enfrentan problemas como la corrupción y la delincuencia en una sociedad que sigue arrastrando desigualdad y pobreza. EL CRECIMIENTO ECONÓMICO DESDE OTRA ÓPTICA “Uno de los temas de la novela es justamente las consecuencias negativas que también tiene el desarrollo”, explicó. “El desarrollo económico casi en todos los casos trae la presencia de mafias urbanas que aprovechan el crecimiento económico para construir empresas delictuosas que hacen chantaje, que ofrecen protección a cambio de cupos, que crean un orden paralelo”. “Todo es fuente y consecuencia de la corrupción, que es el gran problema que enfrenta hoy en día América Latina”, agregó. Vargas Llosa dijo que el personaje de Yanaqué se inspiró en la figura real de un empresario de Trujillo, que se negó a pagar la extorsión de una mafia local. Para el autor, son esos héroes anónimos el verdadero motor de un país, más allá de lo que indique el Producto Interno Bruto. LA GENTE DE BIEN “En todas las sociedades hay gente decente, con convicciones y principios, que se esfuerza por comportarse así y no transgredir esos principios. Son héroes anónimos, gente que no llega a primera plana de los periódicos ni a la televisión”, dijo. “Son ellos los que hacen progresar a una sociedad. No son los militares que aparecen en los libros de historia, sino los héroes del montón, ciudadanos comunes y corrientes, en los que si prende esa decencia, es lo que constituye una reserva moral para el futuro de un país”. Al desarrollarse parte de la trama en Piura, la novela recupera algunos de sus personajes literarios más conocidos de Vargas Llosa, como el sargento Lituma, de “Lituma en los Andes”, y don Rigoberto, de “Los cuadernos de don Rigoberto”. “Me impresionó mucho volver a Piura, no reconocer la Piura de mis recuerdos, de mi infancia”, comentó el escritor. “Es una ciudad que había crecido enormemente, que se había llenado de hoteles, de avenidas, en la que había desaparecido el desierto”. Vargas Llosa, de 77 años, precisó que a pesar de los problemas de Perú y América Latina es moderadamente optimista sobre su futuro, porque advierte unos consensos básicos a favor de la democracia y la apertura económica. Y sobre su futuro, dijo que seguir escribiendo le ayuda a sobrellevar la edad. “Lo importante es vivir como uno si uno fuera inmortal, como si la muerte no existiera, como si no fuera a morir, aunque secretamente sepamos que eso no va a ocurrir”, señaló. “Para mí, escribir es abolir ese aspecto tan negativo de la temporalidad. Me hace vivir intensamente, anula la preocupación”. “Me gustaría mucho morirme escribiendo”, agregó.
miércoles, 13 de marzo de 2013
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