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viernes, 26 de abril de 2019

Alerta hoy en la ciencia





Científicos creen que la Tierra afronta el  inicio de una nueva "extinción masiva"

En los últimos 500 millones de años, el planeta vivió cinco episodios en los que al menos la mitad de los seres vivos fueron erradicados en un abrir y cerrar de ojos. Esta sería la sexta extinción masiva, y la primera causada por el hombre

Científicos creen que la Tierra afronta el  inicio de una nueva "extinción masiva"
Entre medio millón y un millón de especies estarán amenazadas de extinción, muchas de ellas en las próximas décadas. (Foto: Pixabay)

Muchos científicos estiman que la Tierra se halla en el inicio de una nueva "extinción masiva" marcada por la desaparición de especies a un ritmo alarmante, principalmente debido a la acción del hombre.
Pero no es la primera: En los últimos 500 millones de años, el planeta vivió cinco episodios en los que al menos la mitad de los seres vivos fueron erradicados en un abrir y cerrar de ojos, bajo la perspectiva de la historia geológica.
En total, más del 90% de los organismos que un día caminaron, nadaron, volaron o reptaron han desaparecido.
Gobiernos y científicos se reunirán la próxima semana en París para alertar sobre el estado de los ecosistemas del planeta, golpeados como el clima por la acción del hombre. Esta evaluación mundial es la primera en casi 15 años: 150 expertos de 50 países trabajaron durante tres años, reuniendo miles de estudios sobre biodiversidad.
Su informe de 1.800 páginas será sometido a partir del lunes a los 130 Estados miembros de la Plataforma Intergubernamental Científico-normativa sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas (IPBES), que discutirán punto por punto.
"El patrimonio medioambiental mundial -la tierra, los océanos, la atmósfera y la biosfera-, del que depende la humanidad está siendo alterado a un nivel sin precedentes, con impactos en cascada sobre los ecosistemas locales y regionales", indica el borrador del resumen del informe obtenido por la AFP, susceptible de ser modificado.
Agua potable, aire, insectos polinizadores, bosques que absorben el CO2... La constatación sobre estos recursos es tan alarmante como el último informe del Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) que el año pasado subrayó la brecha creciente entre las emisiones de gases de efecto invernadero y el objetivo de limitar el cambio climático y sus efectos catastróficos.
El texto relaciona además la pérdida de biodiversidad con el calentamiento, en la medida en que ambos fenómenos están acentuados en parte por los mismos factores, como las prácticas agrícolas y la deforestación, responsables de alrededor de un cuarto de las emisiones de CO2 pero también de graves daños a los ecosistemas.
La explotación de tierras y de recursos (pesca, caza) son las mayores causas de la pérdida de biodiversidad, seguidas del cambio climático, la contaminación y las especies invasivas.

Sexta extinción masiva

El resultado es "una aceleración rápida, inminente del nivel de extinción de especies", según el borrador. De los 8 millones de especies estimadas en el planeta - de las cuales 5,5 millones son de insectos -, "entre medio millón y un millón estarán amenazadas de extinción, muchas de ellas en las próximas décadas".
Estas proyecciones corresponden a las advertencias de numerosos científicos que estiman que la Tierra está al principio de la "sexte extinción masiva" y la primera desde que el hombre habita el planeta.
Pero varias fuentes próximas a las negociaciones lamentaron que el proyecto de síntesis no sea tan claro y no mencione esta extinción masiva.
"No hay duda de que nos dirigimos hacia la sexta extinción masiva, y la primera causada por el hombre", declaró recientemente a la AFP el presidente del IPBES, Robert Watson. "Pero no es algo que el público pueda ver fácilmente".
Para que haya una toma de conciencia, "hay que decirles que perdemos insectos, bosques, especies carismáticas".
También "los gobiernos y el sector privado deben empezar a tomarse en serio la biodiversidad, tanto como el calentamiento", insistió este científico.
Un año antes de la esperada reunión en China de los Estados miembros del Convenio de la ONU sobre Diversidad Biológica (COP15), muchos expertos esperan que el informe del IPBES sea una etapa crucial hacia un acuerdo de envergadura como el firmado en París en 2015 contra el cambio climático.

WWF espera que esta COP15 se fije "objetivos de alto nivel".

"Si queremos un planeta sostenible en 2050, debemos contar con una meta muy agresiva para 2030", indicó Rebecca Shaw, científica en jefe de la ONG. "Debemos cambiar de trayectoria en los próximos 10 años, como con el clima".

Pero dado que los remedios al calentamiento global que implican cambios mayores en el sistema productivo y de consumo suscitan ya grandes resistencias, ¿qué sucederá con la biodiversidad?

"Será todavía más difícil, porque la gente es menos consciente de los problemas de biodiversidad", afirma Jean-François Silvain, presidente de la Fundación francesa para la Investigación sobre la Biodiversidad. "Habrá que ser lúcidos".
Estas son las cinco extinciones masivas registradas

Extinción del Ordovícico

Glaciar 
(Foto: Pixabay)

Cuándo: hace unos 445 millones de años
Desaparición de especies: 60-70%
Causa probable: periodo glaciar corto pero intenso

En este periodo, la vida se hallaba principalmente en los océanos. Los expertos estiman que la formación rápida de glaciares congeló la mayor parte del agua del planeta, provocando la caída del nivel del mar. Los organismos marinos como las esponjas y las algas fueron las principales afectadas, así como los moluscos, cefalópodos primitivos y peces sin mandíbula llamados ostracodermos.

Extinción del Devónico

Cuándo: hace entre 360 y 375 millones de años
Desapariciones de especies: hasta 75%
Causa probable: agotamiento del oxígeno en los océanos

Los organismos marinos vuelven a ser los más afectados. La fluctuación del nivel de los océanos, el cambio del clima o el impacto de un asteroide son considerados como posibles responsables. Una de las teorías estima que la proliferación de vegetales terrestres habría conducido a una anoxia (falta de oxígeno) en las aguas de superficie. Los trilobites, artrópodos del fondo de los océanos, habrían sido las principales víctimas.

Extinción del Pérmico

Asteroide
(Foto: Pixabay)
Cuándo: hace unos 252 millones de años
Desapariciones de especies: 95%
Causas probables: impactos de asteroides, actividad volcánica
Calificada como la "madre de todas las extinciones", esta crisis biológica devastó los océanos y las tierras. También es la única en la que prácticamente desaparecieron todos los insectos. Algunos científicos estiman que se produjo durante un periodo de millones de años, otros solo durante 200.000 años.

Los trilobites que habían sobrevivido a las dos primeras extinciones desaparecieron por completo, así como algunos tiburones y peces con huesos. En la tierra, los moshops, réptiles herbívoros de varios metros de largo, también se desvanecieron.

Extinción del Triásico

Cuándo: hace unos 200 millones de años
Desapariciones de especies: 70-80%
Causas probables: múltiples, el debate sigue abierto
La misteriosa extinción del Triásico eliminó muchas grandes especies terrestres, la mayoría arcosaurios, ancestros de los dinosaurios y de quienes descienden los pájaros y cocodrilos actuales. La mayoría de los grandes anfibios también desaparecieron.

Una teoría baraja erupciones masivas de lava durante la fragmentación de la Pangea, último supercontinente, con erupciones acompañadas de volúmenes enormes de dióxido de carbono que provocaron un calentamiento climático galopante. Otros científicos apuntan a los asteroides, pero por ahora no se identificó ningún cráter correspondiente.

Extinción del Cretácico

Cuándo: hace unos 66 millones de años
Desapariciones de especies: 75%
Causa probable: impacto de un asteroide
El hallazgo de un inmenso cráter de lo que es hoy en día la península mexicana de Yucatán corrobora la hipótesis de que el impacto de un asteroride fue responsable de la desaparición de los dinosaurios no aviarios como los T-Rex y los triceratops.
Pero la mayoría de mamíferos, tortugas, cocodrilos, ranas y pájaros sobrevivieron, así como la vida marina.
Sin los dinosaurios, los mamíferos proliferaron, conduciendo al nacimiento del homo sapiens, especie responsable de una probable sexta extinción.

martes, 3 de julio de 2018

Hoy en la ciencia





¿Campo, ciudad o playa? La ciencia nos dice cuál es el lugar más saludable para vivir

Muchos dicen que vivir el campo, lejos de las contaminación y el estrés urbano, es bueno para la salud. Pero, ¿realmente es así?

Salud
¿Dónde es más saludable vivir: la montaña o la costa? En la imagen, el distrito limeño de Miraflores. (AFP)
Si te preocupan problemas como la contaminación o el estrés, puede que pienses que cambiar la ciudad por el campo podría mejorar tu vida no solo en términos de felicidad, sino también de salud.

Pero sorprendentemente no abundan los estudios científicos que puedan ayudarnos a determinar cuáles son realmente los entornos más saludables para vivir.

Y a medida que los investigadores comienzan a deshilvanar las relaciones entre el bienestar y el ambiente, descubren que muchos factores contribuyen o reducen los beneficios de un entorno determinado, de una metrópolis con millones de habitantes a una playa desierta.

"Lo que estamos intentando hacer un grupo de investigadores de todo el mundo es no difundir información sobre esto a la ligera, sino encontrar pruebas de los pros y los contras de cómo los entornos naturales, y nuestra cada vez mayor separación de ellos, puede estar afectando a la salud y al bienestar", dice sin embargo Mathew White, un psicólogo ambiental de la Escuela de Medicina de la Universidad de Exeter, en Inglaterra.

White y otros investigadores están revelando que un número aparentemente infinito de factores determinan cómo influye en nosotros lo que nos rodea.

Y estos pueden incluir el pasado de una persona y las circunstancias que le toca vivir, la calidad y el tiempo que está expuesto a un entorno, y las actividades que realiza en él.
--- Espacios verdes ---

En términos generales, sin embargo, los resultados sugieren que los espacios verdes son buenos para quienes vivimos en áreas urbanas.

Quienes residen cerca de parques o árboles tienden a gozar de menores niveles de contaminación en el aire, menor contaminación acústica producida por la actividad humana y de su capacidad para refrescar el ambiente (algo que cada vez será más útil a medida que el planeta se calienta).

Además, los espacios naturales favorecen las actividades físicas y sociales y ya de por sí ambas están asociadas a un sinnúmero de beneficios.

El tiempo que pasamos en la naturaleza ha sido vinculado con la reducción de los niveles de estrés. Cuando salimos a dar una vuelta o simplemente nos sentamos bajo los árboles, nuestro ritmo cardíaco y nuestra presión sanguínea tienden a bajar. También producimos más "células asesinas" naturales: linfocitos que recorren el cuerpo a la caza de células cancerosas o infectadas con algún virus.

Y aunque los investigadores todavía intentan dilucidar el porqué, aunque ya cuentan con algunas hipótesis.

"Nuestra teoría predominante es que los espacios naturales actúan como un telón de fondo tranquilizador frente al estimulante ajetreo de la ciudad", explica Amber Pearson, una geógrafa de la salud de la Universidad de Michigan, en Estados Unidos.

"Desde una perspectiva evolutiva, también asociamos lo natural a los recursos que necesitamos para sobrevivir, así que los favorecemos", agrega.

Esto no significa necesariamente que todos los citadinos deban mudarse al campo, pese a que tiendan a sufrir de niveles más altos de asma, alergias y depresión.

De hecho, quienes viven en una ciudad también suelen ser menos obesos, presentar un menor riesgo de suicidio y menos probabilidades de morir en un accidente.

Son más felices en la vejez y, en general, viven más.

--- Los problemas del campo ---

Efectivamente, si bien solemos asociar la contaminación, el crimen y el estrés a las urbes, la vida en el campo también tiene sus desventajas.

Hay insectos y arácnidos portadores de enfermedades que pueden contrarrestar los beneficios a la salud que tendría residir en una cabaña idílica.

Y hay lugares donde el campo registra una contaminación que supone un peligro mayor que la de la ciudad.

En India, por ejemplo, la contaminación en el aire contribuyó a la muerte de 1,1 millones de personas en 2015. De ellas, el 75% eran habitantes de áreas rurales.

Esto se debe a que corren mayor riesgo de respirar aire contaminado por la quema de tierras de cultivo, madera o estiércol de vaca, que se usa como combustible para cocinar y calentarse.

En Indonesia, la costumbre de la tala y quema causa un manto de niebla que dura meses y que a veces se extiende a los vecinos países de Singapur, Malasia y Tailandia.

En Sudamérica y el sur de África, se sabe que el humo contaminante provocado por fuegos ha conseguido hacerse camino por todo el hemisferio sur. (Aún así, el aire en el hemisferio del sur suele estar más limpio que en el norte, simplemente porque hay menos gente allí).

Pero esto no solo sucede en los países en desarrollo: los incendios forestales al oeste de Estados Unidos causan caos en la calidad del aire, mientras que la contaminación de los fertilizantes que se usan en granjas también está dañando la calidad del aire en EE.UU., Europa, Rusia y China.

--- Desventajas de la montaña ---

¿Y el aire puro de las montañas?

Es verdad que las emisiones de carbono negro y el material particulado tienden a ser menores a mayor altura. Pero intentar atajar la contaminación así puede traer otras consecuencias.

Por un lado, la gente que vive en lugares a 2.500 metros o más de altura parece registrar una menor mortalidad debida a enfermedades cardiovasculares, infartos y algunos tipos de cáncer. Pero, por otro, presentan un riesgo elevado de muerte por enfermedad pulmonar o por infecciones de las vías respiratorias bajas.

Esto se debe, en parte, a que los vehículos funcionan de manera menos eficiente en altitud, así que emiten más hidrocarburos y monóxido de carbono. Y el daño que estos producen se incrementa con la radiación solar que hay a esas alturas.

Así que vivir entre los 1.500 y los 2.500 metros sobre el nivel del mar podría ser la opción más saludable.

También hay buenas razones para mudarse a la costa o, al menos, a algún lugar cercano a cualquier tipo de agua.

Como explica White, la forma en que hemos evolucionado demuestra que nos atraen los altos niveles de biodiversidad que encontramos en el océano (algo que en el pasado hubiera sido un indicador útil de fuentes de alimento). Además, las playas ofrecen oportunidades para ejercitarse a diario y producir vitamina D.

Luego están los beneficios psicológicos. Un estudio de 2016 que Pearson y sus colegas realizaron en Wellington, Nueva Zelanda, arrojó que quienes tenían vista al mar registraban menores niveles de trastornos psicológicos.

Por cada 10% más de azul que la gente podía ver, los investigadores descubrieron que disminuía en un tercio la puntuación promedio de una población en la escala de malestar psicológico de Kessler, que se usa para predecir trastornos de ansiedad y de humor. Algo que se daba sin importar su estatus socioeconómico.

"Uno podría esperar entonces que un aumento del 20% o del 30% en la cantidad de azul que se ve podría hacer que un trastorno moderado pasase a una categoría menor", dijo Pearson.

Un estudio que realizó en los Grandes Lagos, en Estados Unidos, para hacer un seguimiento dio resultados similares. El artículo está en revisión. Lo mismo concluyó White en una investigación en Hong Kong que pronto será publicada.

--- ¿Nos mudamos? ---
Sin embargo, no todos podemos vivir en la costa.

Así que Simon Bell, responsable de arquitectura paisajística en la Universidad Estonia de Ciencias de la Vida y director adjunto del Centro OPENspace de la Universidad de Edimburgo, está haciendo experimentos junto a sus colegas para ver si los acuíferos inutilizados en Europa pueden ser de ayuda.

Están entrevistando a los residentes antes y después de restaurar los acuíferos. Entre ellos hay una playa en ruinas a las afueras de Tallin, en Estonia, y un canal industrial cerca del complejo de apartamentos de estilo soviético en Tartu, en el mismo país. También hay proyectos en España, Portugal, Suecia y Reino Unido.

Un segundo análisis de casi 200 acuíferos recién renovados permitirá al equipo dilucidar cómo factores como el clima, los niveles de contaminación, los olores, las estaciones, la seguridad o la accesibilidad influyen en el atractivo de ciertos acuíferos.

Su objetivo principal, según Bell, es definir lo que hace tan bueno a un espacio azul. Los resultados permitirán desarrollar una herramienta de evaluación de calidad para quienes quieran restaurar canales urbanos, lagos crecidos, antiguas zonas portuarias o ríos de una manera más efectiva para mejorar la vida de las personas.

Aún así, en lo que concierne a bienestar, los investigadores no saben cómo se comparan los lagos con los océanos o los ríos con los mares. Tampoco han estudiado cómo las playas en, por ejemplo, Islandia se diferencian con las de Florida.

Lo que sí saben es que factores complejos como la calidad del aire y del agua, las aglomeraciones, la temperatura e incluso las mareas altas y bajas afectan la forma en que algo tan aparentemente simple como una visita a la playa puede influir en nosotros.

"Puede haber un millón de otras cosas importantes además del clima y la luz del día que influyen en alguien en Hawái en oposición a Finlandia", dice White.

En términos de salud, los datos también sugieren que, contrariamente a lo que se piensa, las personas que viven en lugares donde hace sol de manera intermitente en vez de todo el tiempo tienden a tener ratios más altos de cáncer de piel, probablemente porque el protector solar no suele ser parte de la rutina diaria de uno.

Y así como algunos espacios verdes y azules pueden ser más beneficiosos que otros, los investigadores también se están dando cuenta de que la influencia del medio ambiente en el bienestar no está distribuida uniformemente.

Las personas que viven en condiciones socioeconómicas más bajas tienden a obtener más beneficios de los espacios naturales que los residentes ricos, dice White.

Eso puede deberse a que las personas más pudientes disfrutan de otros privilegios que mejoran la salud, como tomar vacaciones y llevar vidas generalmente menos estresantes, un hallazgo con implicaciones importantes en el mundo real.

"Aquí en el Reino Unido, las autoridades locales tienen la obligación legal de reducir las desigualdades en salud. Una forma de hacerlo es mejorar el sistema de parques", afirma White. "Los más pobres serán los más beneficiados".

También es importante señalar que simplemente mudarse a una costa relativamente prístina o a un bosque no resolverá todos nuestros problemas. Otras circunstancias de la vida, como perder o conseguir un trabajo, casarse o divorciarse, tienen un impacto mucho mayor en nuestra salud.

Como dice White, no importa en qué entorno te encuentres: "Es más importante tener una casa que ser un indigente en un parque".

Bell agrega que la cercanía a la naturaleza en realidad tiende a ocupar un lugar bajo en las listas de los factores más importantes cuando elegimos un lugar para vivir. Suele venir después de elementos como la seguridad, la tranquilidad y la proximidad a lugares clave como escuelas y trabajo.

Pero aunque los beneficios de los espacios verdes y azules no deben exagerarse a nivel individual, son importantes para la escala en la que funcionan.

E incluso así, hay una conclusión que parece obvia: aquellos que viven en una ciudad limpia, costera y con un acceso fácil a la naturaleza, como Sydney o Wellington, pueden haberse sacado la lotería de los lugares más saludables para vivir.