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miércoles, 10 de agosto de 2022

Guerra entre incas y chancas

 

Fuente: https://www.boletomachupicchu.com/guerra-incas-chancas/

Guerra entre incas y chancas

La guerra entre incas y chancas tiene un carácter épico pues marcó un antes y un después en la rápida expansión incaica y la posterior conformación del imperio del Tahuantinsuyo. Ambas etnias pretendían el control del territorio rival por lo que el enfrentamiento era inevitable. Conoce detalles de cada cultura y los sucesos durante la famosa guerra inca-chanca.



Guerra inca
La guerra entre incas y chancas

Sobre el conflicto inca vs. chancas existen varios cronistas que escribieron sobre este conflicto durante la época colonial. Una de las obras más destacables es ‘Crónica del Perú’ de Pedro Cieza de León en 1533. Algunos de los otros cronistas que escribieron sobre esta guerra son: Juan de Betanzos, Sarmiento de Gamboa, Bernabé Cobo, Las Casas, Garcilaso de la Vega, Cabello de Balboa y más.


Contexto

La guerra entre incas vs. chancas se llevó a cabo alrededor de 1440 D.C. En ese contexto ambos bandos venían expandiendo sus territorios mediante alianzas con los pueblos vecinos. Los chancas, pueblo guerrero, buscaba conquistar Cusco para lograr así dominar todo el territorio sur-andino del actual Perú.

Las etnias pequeñas que habitan los territorios situados entre incas y chancas (como los canchis y canas) no se decidían a quien apoyar pues aguardaban estar del lado de los vencedores en el caso de una guerra.

Los incas eran un curacazgo que todavía no buscaba ser un estado conquistador. Sus alianzas con pueblos vecinos le ayudaron a expandir ligeramente su territorio cuya capital estaba en la ciudad del Cusco.

Por su parte, al momento de la guerra, los chancas eran liderados por ‘Anccu Huayco’ quien reunió un poderoso ejército de hasta 40 mil hombres para sitiar la ciudad del Cusco. Los chancas eran considerados sanguinarios al momento de la guerra. Esto en base a las torturas que realizaban con los prisioneros de guerras.

La ofensiva chanca tomó por sorpresa a los incas. El gobernante Viracocha (1380 – 1438) junto con su hijo y sucesor al trono Inca Urco así como a varios nobles decidieron emprender la huida dejando a su suerte la ciudad del Cusco. En este contexto aparece la figura de Túpac Inca Yupanqui, quien asumió el liderazgo de la resistencia inca. Es así que inicia las sanguinarias guerras entre incas y chancas.


Los incas

La guerra con los chancas marcó un antes y un después en la historia de los incas. Antes, alrededor del siglo XIV, eran un curacazgo que se estableció en el valle de la actual ciudad del Cusco imponiéndose o haciendo alianzas con los pocos ‘ayllus’ o familias que allí habitaban.

Sin embargo, los incas todavía no se consolidaban como un estado o nación. Durante el gobierno de Cápac Yupanqui (X – 1350 D.C.). se logró una ligera expansión gracias a conquistas ante los ‘condesuyo’. Aun así, los límites del curacazgo no podían ampliarse más debido a la presencia amenazante de los chancas.

Gobernaba el curacazgo del Cusco el inca Viracocha (1380 – 1438) quien delegó el trono (la mascaipacha) a su hijo predilecto Inca Urco. Éste no poseía las cualidades necesarias pues era dado al sexo y las bebidas alcohólicas. La nobleza inca estaba disgustada con esta decisión pues la invasión chanca era inminente.

Cuando los chancas enviaron un mensaje de rendición al Cusco, Inca Urco y su padre Viracocha huyeron hacia los reinos del Valle Sagrado. Ante la ciudad desprotegida, se alzó la figura de Túpac Inca Yupanqui, hijo de Viracocha al que se le negó la mascaipacha. Fue este valeroso guerrero que enfrentó y derrotó a los chancas. Luego de la victoria fue nombrado inca bajo el nombre de Pachacutec (palabra quechua que quiere decir ‘inca del cambio del rumbo de la tierra y digno de estima). Justamente fue Pachacutec quien, entre otras obras, construyó Machu Picchu.


Los chancas

La etnia o cultura chanca surgió en los territorios andinos sureños del Perú (actuales regiones de Apurímac, Ayacucho y Huancavelica) durante los años 1200 al 1440 D.C., aproximadamente. Diversos investigadores sugieren que los chancas ocuparon los territorios abandonados por el poderoso imperio Wari a inicios del siglo XIII.

Los chancas rivalizaban con los incas pues ambos tenían propósitos expansionistas y compartían la misma región del sur-andino del Perú. A lo largo del siglo XIV tuvieron diversos enfrentamientos con victorias y derrotas en ambos bandos.

Durante la guerra inca vs. chanca, estos últimos vivían una época de apogeo debido a diversos factores como conquistas y su fama de salvajismo en la guerra. Las crónicas señalan que gritaban desaforados en el combate y que torturaban a los prisioneros de guerras. Además eran famosos por llevar consigo las momias de antiguos curacas como forma de darse ánimos en batalla.

Es así que en 1438, bajo el liderazgo de Anccu Huayco y luego de enviar un mensaje de rendición, se dirigió a la ciudad del Cusco con 40 mil hombres decidido a someter a sus enemigos. El inca vigente Inca Urco y su padre Viracocha huyeron dejando la ciudad desprotegida. Algunas crónicas señalan que había una excesiva confianza del bando chanca quienes no esperaban la aguerrida defensa de Túpac Inca Yupanqui.


La guerra

La guerra entre incas y chancas tuvo muchos capítulos. El conflicto comienza a finales del siglo XIV cuando los chancas invadieron Andahuaylas, pueblo aliado a los incas. El gobernante Inca Roca, apoyado por los pueblos Canchis y Canas, reunió un ejército de 20 mil hombres y edificaron un puente sobre el río Apurímac. Finalmente lograron la derrota chanca.

Desde entonces la inminente guerra se sucedió con victorias y derrotas en ambos bandos, según las alianzas conseguidas con los pueblos vecinos. Éstos apoyaban al mejor bando, según sus intereses. Finalmente en 1438 los chancas, bajo el mandato de Anccu Huayco, reunieron un ejército de cuarenta mil hombres y buscaron sitiar la ciudad del Cusco.

Aquí las crónicas señalan que el ejército chanca se dividió en 3 bandos. La confianza de una victoria era tal que solo uno de los ejércitos llegó a la capital inca. Ante la inminente invasión chanca, el gobernante Inca Urco y su padre Viracocha escaparon a la fortaleza de Caquia Xaquixahuana.

Ante el desgobierno del Cusco y la inminente invasión chanca, se alza la figura del joven Cusi Yupanqui, hijo de Viracocha a quien le negó el gobierno. Cusi Yupanqui reúne al ejército, busca alianzas con las etnias vecinas y defiende Cusco. El nuevo líder reclutó un ejército de más de 20 mil hombres. Le ofreció la paz a los chancas pero éstos se negaron. Según relatan las crónicas el líder chanca Anccu Huayco respondió: “Mañana se verá quien merece ser rey y quien puede perdonar”.

El cronista Sarmiento de Gamboa menciona que durante la lucha en la ciudad del Cusco también participó la población civil cusqueña. Las trampas colocadas en los barrios y calles fueron claves para la victoria inca. Los chancas huyeron del Cusco sorprendidos de la resistencia de Cusi Yupanqui.

Ejercito inca
El ejercito inca

La batalla de Yahuarpampa y la figura de Pachacutec

Durante la retirada chanca, el líder Anccu Huayco desafía a Titu Cusi Yupanqui a una batalla entre sus ejércitos en las llanuras de ‘Ichupampa’. El joven guerrero aceptó. Las etnias vecinas, sorprendidas del valor del nuevo líder inca, apoyaron a los cusqueños.

Durante la batalla los incas triunfaron gracias a la estrategia y valor de Titu Cusi Yupanqui. Finalmente, los incas capturaron la momia de Usco Vilca (que cargaban los chancas para darse ánimos en batalla). Otras versiones sostienen que Titu Cusi decapitó a los jefes chancas y se hizo con sus cabezas para imponerse a sus enemigos. Desde entonces, el lugar de batalla se llamó ‘Yahuapampa’, palabra quechua que significa ‘pampa de sangre’.

Algunas crónicas señalan que murieron 30 mil chancas y casi 10 mil incas. Lo cierto es que Titu Cusi Yupanqui logró romper el equilibrio de fuerzas a favor de los incas quienes pasaron a dominar toda la región sur-andina del actual Perú.

La magnificencia de esta batalla se convirtió en leyenda al afirmar que las piedras se convirtieron en soldados que apoyaron a los incas. Esta versión es conocida como la ‘Leyenda de los soldados Pururaucas’.


Consecuencias de la guerra

Algunas versiones señalan que los incas, liderados por Titu Cusi Yupanqui, perdonó a los líderes chancas que quedaron vivos para consagrar su alianza y dominio final. Otras versiones dicen que solo perdonó a los ayllus que apoyaron a los chancas contra los incas. Lo cierto es que los incas consagraron su dominio definitivo sobre los chancas.

Por otro lado, Titu Cusi Yupanqui regresó triunfante al Cusco donde lo esperaba un recibimiento de júbilo. Su figura fue aclamada por la nobleza y el pueblo. Su padre, el inca Viracocha, fue perdonado. Su hermano Inca Urco, según refieren las crónicas, murió al revelarse contra Titu Cusi Yupanqui quien fue nombrado inca bajo el nombre de Pachacutec.

Debido a la conquista chanca y la posterior expansión del territorio, el curacazgo del Cusco pasó a convertirse en un imperio. Pachacutec reformó el Estado inca que pasó a llamarse ‘Tahuantinsuyo’. El plan expansionista inca duraría más de un siglo abarcando parte de los actuales territorios de Perú, Bolivia, Colombia, Ecuador, Chile y Argentina. Pachacutec, tras la victoria chanca, construiría el imperio más grande de Sudamérica.

jueves, 2 de junio de 2022

 

2 junio 2022
 
Esta chica de 15 años vivió en el imperio Inca y fue sacrificada hace 500 años como ofrenda a los dioses. Se conserva así de bien porque fue congelada durante el sueño y mantenida en una condición de frío seco a más de 6000 metros de altura sobre el nivel del mar todo este tiempo. No hizo falta ningún otro tratamiento. Hallada en 1999 cerca de la cima del volcán Llullaillaco, en el noroeste de Argentina, supuso una revolución arqueológica por ser de las momias mejor conservadas, ya que había incluso sangre en su organismo y sus órganos internos permanecían casi intactos...
 
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viernes, 27 de mayo de 2022

Unidos Si Podemos

25 mayo 2022:21:43

 
PACHACUTEC: "El más grande hombre de raza aborigen que América haya producido"

Quizá los incas no hubieran logrado sus grandes conquistas y monumentos arquitectónicos sin la existencia de su emperador Pachacutec. Durante el siglo XV, este gobernante inca logró vencer a sus enemigos chancas. Luego expandió las fronteras de su reino transformándolo en el más grande imperio de Sudamérica. Bajo su poder, reformó el estado, construyó caminos, ciudades, templos y monumentos tan increíbles como Machu Picchu. Todos los cronistas coinciden en que fue el más grande emperador que existió en el incanato.
Pachacutec (1418 – 1471), también llamado "Pachacutec Inca Yupanqui" fue el noveno gobernante inca quien cambiaría el pequeño estado regional por un imperio vasto y próspero, el cual abarcó parte de los actuales territorios de Perú, Bolivia, Ecuador, Colombia, Argentina y Chile. Su nombre significa "Tranformador del mundo". Según el historiador inglés Clement Markham se trataba del “más grande hombre de raza aborigen que América haya producido”.
Fue hijo del inca Huiracocha y de la coya Mama Runtu. Su nombre original fue "Cusi Yupanqui" (Príncipe dichoso). Desde niño fue educado en los ‘Yachaywasi’ (Casas del saber) en historia, leyes, lengua y el arte de la guerra. Desde adolescente ya era admirado por las clases altas por su valentía e inteligencia.
El inca Huiracocha nombró a su hermano Inca Urco como su sucesor al trono. Éste no tenía las habilidades e inteligencia de su hermano Pachacutec. Aproximadamente en 1430, la etnia chanca, máximos adversarios de los incas por el control del territorio, enviaron sus emisarios a Cusco pidiendo la rendición ante una posible invasión.
El inca Huiracocha, junto a su hijo y sucesor Inca Urco, huyeron de la ciudad del Cusco en dirección a su residencia de Caquia Xaquixahuana. Entonces el joven Pachacutec tomó el liderazgo de la defensa recibiendo el apoyo de los generales incas y de la nobleza.
Por muchos años, los chancas eran los vecinos y más grandes enemigos de los incas por el control de la región sur andina. Aproximadamente en 1430, los chancas amenazaron con invadir Cusco lo que originó la huida del inca Huiracocha y la aparición providencial de su hijo, el inca Pachacutec.
Luego de la victoria de Pachacutec en las cercanías de la ciudad del Cusco, los chancas huyeron y se refugiaron en ‘Ichupampa’, desde donde se reorganizaron. Entonces los incas se lanzan a la ofensiva desatándose la épica y mítica batalla de ‘Yahuar pampa’ (Pampa de sangre).
Según las crónicas, la victoria inca en Yahuar pampa marcaría el inicio de posteriores conquistas bajo el mando de Pachacutec. Para la cosmovisión inca, esta victoria fue decisión de los dioses quienes designaron a Pachacutec como su líder. A partir de entonces, el curacazgo de Cusco se convertiría en imperio y Pachacutec sería el primer emperador.
Luego de la victoria inca en ‘Yahuar pampa’, el inca Pachacutec lideró el proceso expansionista a través de las conquistas y alianza con los pueblos sometidos. Entonces, el imperio creció tan rápidamente que tuvo que crear el nuevo ‘Tahuantinsuyo’ (imperio de los incas dividido en 4 regiones) para administrar mejor los nuevos límites de su territorio.
Según las investigaciones realizadas con el carbono 14, la ciudadela de Machu Picchu fue construida en 1450 cuando gobernaba el imperio del famoso inca Pachacutec. Para su edificación trajo de tierras de tierras lejanas a grupos de miles de hombres pertenecientes a los pueblos recientemente conquistados.
La edificación de Machu Picchu tuvo varios motivos. El primero es que sirvió como residencia provisional del inca Pachacutec y su familia. También se cree que sirvió como puesto de vigilancia sobre los reinos del oriente. Finalmente, tuvo una finalidad de templo y lugar de residencia de mil personas aproximadamente.
Según algunos cronistas, el verdadero nombre de Machu Picchu es el de ‘Patallaqta’, el lugar que habría elegido Pachacutec para ser enterrado. Algunos investigadores sugieren que allí se encuentra la momia del inca. Otros creen que se ubica en el barrio de San Blas en la ciudad del Cusco. Incluso algunos señalan que está enterrados debajo del hospital de San Andrés en Lima. Lo cierto es que nadie ha hallado dichos restos.
Otras obras de Pachacutec:
- Reconstrucción del templo del Coricancha en la ciudad del Cusco.
- Embellecimiento de la ciudad del Cusco, con plazas, barrios y palacios.
- Reconstrucción de la fortaleza del Coricancha.
- Construcción de la ciudadela de Ollantaytambo en el Valle Sagrado.
- Construcción de cientos de kilómetros de la red vial del ‘Qhapac ñan’.
- Instauración de la festividad del Wawa Inti Raymi.
- Obligación de mano de obra en beneficio del estado inca.
- Instauración del sol como dios supremo del imperio.
Pachacutec murió de forma natural aproximadamente en 1471. Cuando sucedió su muerte, el imperio inca vivía una gran organización y expansión de su territorio. Su sucesor fue su hijo Túpac Inca Yupanqui quien ya asumió un papel protagónico conquistando nuevos territorios para su padre.
Tras su muerte, Pachacutec (como era costumbre) fue momificado y recibió un suntuoso homenaje en la plaza de Aucaypata (actual Plaza de Armas del Cusco), vestido de oro, plata así como adornos de plumas y más.
Su momia fue trasladada al templo de Tococache (actual iglesia de San Blas en Cusco), una edificación mandada a construir por el mismo Pachacutec para ser el templo del dios del rayo (Illapa).
La historia enaltece a Pachacutec como uno de los grandes gobernadores de la época precolombina. A decir de la historiadora peruana María Rostworowski, el inca Pachacutec: “con sus medidas dio unidad geográfica e idiomática; iniciando la uniformidad que permitió más tarde la formación del Perú actual”.

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martes, 17 de mayo de 2022

El ejército incaico

EL EJÉRCITO INCAICO
Desde el gobierno de Túpac Yupanqui, existió una élite de soldados especializados en el cuidado del Sapa Inca durante los paseos, viajes o conquistas. Estos eran principalmente tropas de origen cusqueño, aunque con el tiempo también se incluyó a soldados destacados de otras etnias, como los Kollaguas que procedían de los actuales territorios de Arequipa. Esta guardia imperial llegó a tener unos 10.000 miembros que acompañaban siempre al emperador, todos ellos de origen noble.
Todo soldado inca debía tener entre 25 y 50 años. Todos los súbditos del imperio, o runas, hacían el servicio militar o trabajos para el Estado. En el caso de los nobles, éste era un honor y un deber; en caso de los plebeyos era un medio de ascensión social. Se elegía a uno de cada 50 hombres para el servicio militar (de preferencia hombres jóvenes), sobre los 25 años (esa era la edad en que según los incas se cumplía mayoría de edad). Según el concepto de dualidad también se mandaba a una de cada 50 mujeres jóvenes a servir en un Templo de las Vírgenes del Sol de por vida.
Los soldados incas de alto rango eran elegidos mediante la celebración del Warachikuy, fiesta en la cual se hacían diversas pruebas de destreza física como velocidad, puntería, combates simulados, y resistencia al sueño (Victor Angles Vargas, Historia del Cusco incaico, pág. 265 cuenta que algunos incas lograban superar una semana sin dormir).
Cuando se cumplía cierto período (generalmente 6 a 7 años) el soldado quedaba relevado, pero los oficiales profesionales eran soldados permanentes y pagados. Los militares tuvieron muchos privilegios. El estado les alimentaba, les daba casa, ropa y muchos regalos de coca, joyas y esposas.
Los runas de la costa, a diferencia de los de la sierra, estaban libres de servir, posiblemente por que no podían soportar las condiciones climáticas de los Andes donde solían ejecutarse las batallas.
Los ejércitos incas se caracterizaban por ser disciplinados y bien organizados, sus tropas solían estar en silencio y sólo al momento de atacar gritaban o cantaban, acompañados de instrumentos de música con el fin de asustar al enemigo. Además el ejército marchaba acompañado por un alto número de mujeres, a veces familiares de los soldados, quienes se encargaban de cocinar, vestir, encargarse de los heridos y enterrar a los muertos (esto era algo común en la zona centro andina precolombina). Los ejércitos incas, por motivos religiosos, no luchaban de noche. Los sacerdotes viajaban con el ejército; su función era rezar, hacer sacrificios y tratar de debilitar al enemigo mediante prácticas.
Los soldados que se distinguían en la lucha demostrando su valentía recibían recompensas. Los soldados comunes eran premiados con objetos de metal, medallas o vestidos.
Una vez que la batalla había terminado, los jefes enemigos derrotados sólo eran ejecutados si rehusaban aceptar la soberanía de los incas estos se hacian con los cuchillos de cobre que manejaban los soldados Incas . Algunos, particularmente los más aguerridos y rebeldes, eran sacrificados, pero en su mayoría, los pueblos conquistados pasaban a formar parte del imperio.
Los pueblos conquistados debían hablar la lengua de los incas, adorar a sus dioses y, en suma, vivir como ellos. Los funcionarios incas hacían un cuidadoso estudio de toda la zona conquistada.
Imagen: Oficial Inca ...
Fuente: Historia Universal.
 
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jueves, 13 de junio de 2019

Algo más de historia del Perú

¿Qué hacían los incas para evitar las enfermedades y cómo las trataban?

Recientes estudios muestran que las prácticas médicas durante el incanato tenían, en algunos casos, bastante éxito

Medicina
Los incas tuvieron un gran éxito en las trepanaciones craneanas. Izquierda: trepanación de persona fallecida tras la intervención. Derecha: trepanación exitosa. Se nota la regeneración del tejido óseo. (Foto: Archivo)
El Inca está enfermo. El médico de la nobleza (amauca) no sabe la causa, pero está convencido de que no es culpa del soberano. Esta es una escena ficticia que pudo ocurrir hace más de 500 años, cuando el imperio incaico dominaba gran parte de Sudamérica. En aquel tiempo, el origen de las enfermedades era todo un enigma y las personas dedicadas a la práctica médica solían atacar solo los síntomas.
El tratamiento de los males estaba organizado en todo el imperio y se contaba con una serie de procedimientos y rituales heredados de anteriores culturas. Pero, en particular, “la enfermedad del inca era un suceso de la mayor importancia y trascendencia, sentida e integrada por el pueblo como algo propio”, como señalan los doctores Ramón Madrigal Lomba y María del Carmen López Quintana, en su obra ‘La medicina en el Perú Prehispánico’.

 exitosa. Se nota la regeneración del tejido óseo. (Foto: Archivo)
El Inca está enfermo. El médico de la nobleza (amauca) no sabe la causa, pero está convencido de que no es culpa del soberano. Esta es una escena ficticia que pudo ocurrir hace más de 500 años, cuando el imperio incaico dominaba gran parte de Sudamérica. En aquel tiempo, el origen de las enfermedades era todo un enigma y las personas dedicadas a la práctica médica solían atacar solo los síntomas.
El tratamiento de los males estaba organizado en todo el imperio y se contaba con una serie de procedimientos y rituales heredados de anteriores culturas. Pero, en particular, “la enfermedad del inca era un suceso de la mayor importancia y trascendencia, sentida e integrada por el pueblo como algo propio”, como señalan los doctores Ramón Madrigal Lomba y María del Carmen López Quintana, en su obra ‘La medicina en el Perú Prehispánico’.
Cuando enfermaba el Inca, su causa se atribuía a muy graves faltas cometidas por sus súbditos, ya que el Capac Inca, considerado hijo del Sol, no podía cometer pecado, ni infringir precepto alguno, y en su enfermedad también enfermaba el Sol, se debilitaba, y como fuente suprema de vida, acarreaba entonces múltiples peligros a la comunidad”, explica, por su parte, Miguel Dietschy, en su libro 'La medicina en el Perú de antaño: El rey-dios y las enfermedades'.
Para evitar que los males lleguen al Inca y al resto del pueblo, se realizaban grandes ceremonias de purificación durante el año. La más importe de ellas era la festividad “Situa”, que se realizaba durante el equinoccio de primavera.

inca
Los incas realizaban ceremonias y festividades para tratar de alejar las enfermedades. (Foto: Difusión)
Durante el acto de purificación, el soberano acudía al Templo del Sol durante el cuarto creciente de la Luna. Luego de la ceremonia, salía y era recibido por una multitud de personas y guerreros, quienes “iniciaban una carrera espectacular lanzando alaridos en todas las direcciones, esgrimiendo sus armas y hondas con proyectiles ardiendo, toda una ceremonia masiva con el fundamento mágico de ahuyentar las enfermedades”, relata Dietschy.
El espectacular acontecimiento culminaba cuando los guerreros se bañaban y lavaban sus armas en el río junto al pueblo, quienes también se “embadurnaba el rostro, el umbral de las puertas, los nichos de alimentos, las momias y los pozos con una papilla espesa de maíz”.

¿Cómo trataban los incas las enfermedades?

Los investigadores de la medicina prehispánica analizaron la cerámica del antiguo Perú (principalmente huacos antropomorfos) para determinar cuáles eran las enfermedades más comunes en la población. Entre los males hallados, se encuentran la acromegalia, la enfermedad de Basedow, la enfermedad de Carrión (verruga peruana), ceguera, parálisis, deformidades, lepra, uta, sífilis, leishmaniasis, blastomicosis, lupus, hemorragias, entre otras.
Las personas que presentaban estas afecciones, acudían a los médicos, quienes tenían conocimientos sobre anatomía, plantas medicinas y eran considerados enlaces con las deidades. Se creía que los males se debían a malas acciones.
“Los médicos se llamaban ichuri, y eran adivinos. Los curanderos y los brujos se llamaban comascas y los médicos pertenecientes a la nobleza se llamaban amaucas. El enfermo confiaba las culpas cometidas al ichuri que era médico y confesor quien una vez enterado de ellas indicaba las ofrendas y las ceremonias que debían efectuarse. El rito se acompañaba de alaridos, de gritos y ‘exorcismos’ para espantar el mal. Se practicaban frotaciones y sobamientos en la parte enferma o en todo el cuerpo, y se terminaba con la succión de la parte adolorida”, relata José de Cornide en el libro 'La Medicina en Iberoamérica'.

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Los médicos se llamaban ichuri, y eran adivinos. Los curanderos y los brujos se llamaban comascas y los médicos pertenecientes a la nobleza se llamaban amaucas. (Ilustración: MHN)

Los médicos usaban, señala Dietschy, coca para el dolor, el estigma del maíz como diurético, la quina en las fiebres intermitentes y bálsamos de resinas de leguminosas (miroxylon peruiferum) para curar heridas.
El uso terapéutico de estas plantas fue heredado por los incas, cuyo conocimiento de hierbas medicinales era alabado en la conquista, tanto “que los consideraron los primeros conocedores de la Naturaleza en todo el mundo”.

Las exitosas trepanaciones craneanas

Las trepanaciones craneanas, un antecedente de las actuales craneotomías, cirugías de alta complejidad en las que se perfora el cráneo debido a infecciones o contusiones, se practicaban en el antiguo Perú, teniendo a los médicos incas como aquellos que tuvieron mayor éxito: más del 80% de los pacientes lograba sobrevivir a la intervención, de acuerdo a un estudio publicado en la revista Science en 2018.

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Las trepanaciones craneanas pueden ser rastreadas hasta la cultura Paracas. (Foto: MHN)

En esta práctica -que tiene unos 7 mil años de antigüedad y se realizó también en partes de América, Asia, África y Europa-, los médicos incas tuvieron un mayor éxito que sus pares en EE.UU., que aplicaron el procedimiento durante Guerra Civil Americana (1861–1865), unos 400 años después.
Estos resultados replicaban los hallazgos de Valerie Andrushko, de la Universidad del Conecticut, y John Verano, de la Universidad de Tulane, quienes en un estudio publicado en American Journal of Physical Anthropology analizaron 411 cráneos del período inca.
"Lejos de la idea de que unos salvajes agujereaban cráneos para alejar a los demonios, lo cierto es que eran cirujanos muy especializados”, señaló Andrushko a El Mundo.
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Uno de los cráneos analizados en 2008 muestra varios agujeros de trepanaciones. (Foto: American Journal of Physical Anthropology)

Las trepanaciones eran realizadas sin anestesia ni antibióticos y eran aplicadas a las personas que presentaban golpes en la cabeza, para aliviar la presión sobre el cerebro, heridas de guerra, epilepsia o migraña.
“Para operar, se 'anestesiaba' al paciente con coca o alcohol, luego se procedía a cortar el cuero cabelludo hasta llegar al cráneo y se delimitaba el área a cortar marcando el perímetro. Se han descrito que para cortar el cráneo utilizaron la obsidiana (piedra volcánica), curetas de dientes de cachalote, el Tumi, entre otros instrumentos. Se extraía el área afectada, teniendo mucho cuidado, se limpiaba y tapaba la zona con una placa de oro y por último se colocaban los vendajes con finos algodones propios de la zona”, explica los autores de ‘Historia del Tumi: Símbolo de la Medicina Peruana y del Colegio Médico del Perú’.
La trepanación craneana puede rastrearse a la cultura Paracas y, en el transcurso de 1.000 años, fue perfeccionada hasta lograr un alto nivel de efectividad, menor mortalidad, al lograr orificios más pequeños y menos cortes o perforaciones.

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