lunes, 15 de agosto de 2022

El teléfono púbico.

 

Memorias de Lima.

MEMORIAS DE LIMA.
Periódico de Ayer.
El teléfono púbico.
La verdad no sé cuando llegaron al Perú, lo que sí sé es que en los años 70s y 80s, realizaba laaaaargas colas para avisar a casa que iba a llegar tarde.
Estaban ubicados estratégicamente en diferentes distritos de la gran Lima, distritos como San Isidro, Miraflores, Barranco y el Cercado de Lima tenían el único medio de comunicación desde la calle a la casa.
Recuerdo Larco, con colas sumamente largas cerca al cine San Antonio, cola llena de chismes de los y las feligreses y feligresas que pugnaban por llamar de urgencia, pero claro, siempre había un acaparador del aparato, era el enamorado que llamaba a su Julieta amada para concretar alguna cita en algún lugar romántico de Lima. Mientras los sufridos usuarios seguíamos en correcta cola esperando el bendito turno solo para avisar que llegaríamos tarde.
Era el punto de encuentro entre las gentes del barrio que poco nos veíamos por la cantidad de trabajo o simplemente porque su nuevo círculo de amistades laborales o universitaria los llevaba a barrios distantes del suyo. Y claro, cuando se reconocían saltaban los apodos y comenzaban a ponerse al día de los chismes del barrio.
La curiosidad las llevaban las señoras, entre estas se encontraba mi madre quien cada vez que se iba a la calle sacaba una “libretita” que en la parte derecha tenía el alfabeto de la “A” a la “Z” y allí figuraban los nombres y apellidos de todos los amigos, familia y vecinos, con los nombres de los cónyuges, y de los hijos con los cumpleaños de todos y hasta la dirección tenían, misma guía telefónica y si por ahí algún amigo o amiga o un familiar dio el paso al “otro barrio”, tenían hasta el pabellón y número de nicho.
Toda una proeza de un Excel antiguo. Pero eran a esas señoras a las que había que tenerles miedo, porque cuando llamaban desde fuera de su casa era para enterarse que la hija de “periquita” de los palotes había salido con su “domingo siete”, entonces la cháchara se convertía en un monólogo interminable.
Los caballeros también tenían los suyo, por aquellas épocas teníamos una “libretita”, era la libreta de las “trampas”, por lo general era una libreta negra, aunque el color podía variar dependiendo de las edades de los caballeros. En estas se consignaban los nombres y apellidos de las “julietas” de turno, sus gustos, su color preferido, la película que más le gustó y hasta el poeta que más le gustaba, en un aparte colocaban el “trago” especial que la rendía a los pies del “romeo”.
Estas “libretitas” nadie las dejaba olvidada, si lo ponemos en tiempos modernos, estas libretas serían los celulares de hoy, los que tenemos con varios bloqueos para que nadie pueda ver lo que tenemos adentro.
Los teléfonos públicos comenzaron utilizando monedas, luego pasaron a la famosa ficha “Rin” de la que hablaré el día de mañana, cuando Bellsouth empezó su expansión telefónica trajo el sistema de tarjetas con los que el pillaje a los teléfonos públicos se terminaría, hasta que ahora hemos regresado al sistema monetario, pero ahora con la novedad que podemos enviar mensajes de texto.
Hoy los teléfonos públicos son meros adornos del ornato público, se encuentran en todas partes, centros comerciales, bodegas, restaurantes, solo falta que se coloquen en las Iglesias para poder hablar en línea directa con el buen Jefe Barbablanca.
Las colas han desaparecido, y pocos feligreses hacen uso del aparato.
Cuéntanos como ha sido tu experiencia con los teléfonos públicos.
 (JAMEA)
 Puede ser una imagen de 7 personas, personas de pie y texto que dice "SI A MIS NIETOS LE PLATICARA QUE SE HACIA COLAS PARA HABLAR POR TELÉFONO NO ΜΕ LO CREERIAN. PERO AQUÍ LES TRAIGO LA PRUEBA. SPRING 345 TELEFONO"

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